Hablar de Carmina Ordóñez es hablar de una mujer que cumplió sus sueños sin importarle lo que pensaban los demás. Imparable ante la vida, las normas, las directrices... ella era libre, abrió sus alas desde muy jovencita para comenzar su vida en solitario y desde entonces no hubo nada ni nadie que le hiciera frenar. Siempre tan independiente y fuerte, la que fuera mujer de Paquirri simbolizó un icono para toda España que a día de hoy sigue estando presente.
Con tan solo 17 años, Carmina Ordóñez se daba el 'Sí, quiero' con Paquirri, que por aquel entones tenía 25 años y era un hombre con mucha más trayectoria en el ámbito sentimental. Toda una niña que se hizo mujer en un suspiro y que disfrutó al completo de su amor por el torero, uno de los hombres más guapos de aquella España.
Pronto llegaron sus hijos, Francisco y Cayetano Rivera, quienes le dieron la ilusión y la alegría que necesitaba... los dos amores de su vida hasta que llegó el tercero, Julián, fruto de su relación con Julián Contreras años más tarde, quien se convirtió en su ojito derecho.
Su relación con Paquirri estuvo marcada por altos y bajos, ambos estaban locamente enamorados, pero el amor no fue suficiente y ambos tenían sueños completamente distintos... Carmina empezaba a disfrutar de la vida, le encantaba ser el centro de atención, las fiestas, las charlas interminables con amigos... y al torero le gustaba la tranquilidad y tener en casa a la típica mujer de aquellos años.
Después de su anunciado divorcio, Carmina voló y lo hizo sin pensar en las consecuencias de su caída. Muchas fueron las relaciones que supimos que mantuvo durante años posteriores como con Antonio Arribas, Julián Contreras, Pepe Cabrera, Ernesto Neyra... Pero siempre libre, siempre se mostró como una paloma que abría sus alas para volar hasta donde quisiese.
Aquel fatídico 23 de julio del 2004, Carmina Ordóñez fue encontrada en su casa por la empleada del hogar sin vida. Muchas han sido los rumores que ha habido acerca del fallecimiento de la Divina, pero lo cierto es que la vida se le quedaba corta porque ella, brillaba y brillará con fuerza allá donde esté.
