El Atlético de Madrid entregó la Liga con un empate en el estadio Wanda Metropolitano cuando ya dio por ganado su partido frente al Girona (1-1), igualado por Portu en un fallo defensivo a quince minutos del final, cuando el argentino Diego Simeone ya había reemplazado a Diego Costa y Antoine Griezmann.
Quizá estaba tan presente el encuentro decisivo del martes en la Copa del Rey ante el Sevilla, el hecho de dosificar esfuerzos en futbolistas determinantes, el sentir que la victoria, y era así por sensaciones y mínimas ocasiones rivales, estaba encarrilada que el Atlético se olvidó unos instantes de la Liga. Y lo pagó: 1-1.
La volea de Griezmann en el primer minuto, atajada por Bono sin aparentes dificultades, una ocasión tan rápida, fue la excepción que confirmó un primer tiempo complejo, encallado en la táctica, muy medida siempre y trabajada por el Girona, dentro de su estructura de cinco defensas, el sustento de un equipo que se mueve como bloque.
No exigió ninguna parada de Jan Oblak hasta el borde del descanso, ya con 1-0, pero contuvo mucho rato al Atlético con el 0-0 con sobriedad. Ni cuando la posesión era suya, con una circulación sin riesgos, ni cuando era del equipo rojiblanco, atrapado en una 'telaraña' de rivales por momentos, sin hallar una fisura y muchas veces con el pase atrás como única solución para rearmar el ataque.
Mientras el argentino Diego Simeone gesticulaba, se desesperaba, se desgañitaba o pedía el balón con celeridad al recogepelotas para ponerla de nuevo en juego, reclamando toda la velocidad y la verticalidad que él quería y que su conjunto no tenía, sobre todo a partir del robo de pelota, el duelo discurría por todo lo contrario.
También su equipo, que necesitaba más movimiento, más rapidez, más precisión, con y sin balón; cualidades indispensables todas ellas para romper un partido y a un adversario hasta entonces sin un solo susto, hasta que el Atlético concentró todas esas destrezas en una acción, desde el medio hacia adelante para desmontar tácticas.
No terminó en gol esa jugada, un pase de Thomas, que habilitó a Griezmann para correr y conducir frente a la defensa y que terminó con un tiro picado de Correa repelido por Bono, pero seguramente era el camino, por la verticalidad en el pensamiento y en la ejecución, la misma que pedía antes Simeone y que adelantó después al Atlético.
Era ya el minuto 34 cuando Thomas encontró de inmediato la opción de pase, por encima de la zaga, que ya le había dibujado el marcaje perfecto de Diego Costa a la espalda de la defensa. Mientras el hispano-brasileño esperaba el balón ante la salida de Bono, ya le acompañaba Griezmann para remachar el regalo con la cabeza de Costa.
Si el primer gol de cada partido siempre tiene un valor altísimo, este sábado era enorme, porque el encuentro, hasta entonces, no había ofrecido ni apenas ocasiones del Atlético ni concesiones atrás del rocoso Girona, obligado desde entonces a otra cosas. Por detrás en el marcador, ya no valía sólo con defender. O atacaba o perdía.
Lo hizo al borde el intermedio, con una volea fallida de Portu, que enganchó el balón a medias: dirección a la portería de Jan Oblak, al que le requirió una estirada, pero sin apenas potencia; la primera oportunidad del equipo catalán, que encaró el segundo tiempo sin Bono, lesionado en la portería y sustituido por Gorka Iraizoz.
No logró discutir entonces el Girona, mucho mejor en defensa que en ataque, la victoria del Atlético, que, ya sin el estrés del 0-0, se sintió más seguro, porque el triunfo parecía suyo, porque la responsabilidad ya no era suya y porque no había ningún sobresalto atrás mientras aguardaba el partido decisivo del martes en Sevilla.
Quizá por eso, por una cuestión de desgaste del duelo del pasado miércoles, el de este sábado y del que le espera el martes que viene, Simeone sustituyó a Diego Costa justo a la hora de partido. Antes, en la alineación inicial, ya había rotado a Gabi y Koke, ambos titulares el pasado miércoles y el próximo martes en Copa.
Diez minutos más tarde reemplazó a Griezmann para el duelo en el Sánchez Pizjuán, mientras el partido mantenía un arriesgado 1-0, Yannick Carrasco apuntó al 2-0 hasta que se cruzó Gorka Iraizoz; Álex Granell obligó a intervenir a Jan Oblak... Y empató el Girona, mucho más listo y atento que el Atlético en el área contraria.
Un despeje altísimo y al medio de Koke lo cazó con la cabeza Bernardo y lo aprovechó Portu para colarse entre todos y adelantarse al portero esloveno; un empate imprevisto y un golpe tremendo a 15 minutos del final para el Atlético, que conectó un cabezazo, que pidió tres penaltis y que, salvo sorpresa, ya ha entregado la Liga.
- Ficha técnica:
1 - Atlético de Madird: Oblak; Vrsaljko (Vitolo, m. 80), Savic, Giménez, Lucas; Correa, Saúl, Thomas, Carrasco; Griezmann (Koke, m. 69) y Diego Costa (Gameiro, m. 60).
1 - Girona: Bono (Gorka Iraizoz, m. 46); Aday Benítez, Juanpe, Bernardo Espinosa, Jonás Ramalho, Johan Mojica; Pere Pons, Àlex Granell (Timor, m. 84), Borja García, Portu; y Olunga.
Goles: 1-0, m. 34: Griezmann culmina un pase de cabeza de Diego Costa. 1-1, m. 75: Portu remacha un cabezazo de Bernardo.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Amonestó a los locales Thomas (m. 45), Vrsaljko (m. 65), Giménez (m. 81) y Oblak (m. 90) y a los visitantes Juanpe (m. 30), Aday Benítez (m. 37) y Bernardo (m. 81).
Incidencias: partido correspondiente a la vigésima jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante 55.076 espectadores.
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El Atlético de Madrid entrega la Liga
Atlético de Madrid y Girona empataron 1-1 en el Wanda Metropolitano, en un partido en el que se adelantó el equipo madrileño
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