Una gran tarde de coplas fuera del horario infantil

La tarde comenzó con la actuación del alumnado de la Escuela de Danza Marta Ortiz con un espectáculo en honor a Juan Carlos Aragón y Manolo Santander. Al concluir el homenaje, comenzó la actuación de la chirigota de Dos Hermanas, Los Reyes, la agrupación encargada de abrir oficialmente la función. En su repertorio tuvo lugar el primero de los momentos emotivos, al cantarle en una de sus letras a su familia, real y carnavalera. El ambiente se caldeó con las carcajadas que arrancaron los cuarteteros de Semos Salvajes, que bordaron un pase cargado de puntos de nuevo adaptados a su edad, apto para todos los públicos.

La primera de las dos comparsas que han participado en la categoría infantil, El amarre, trajo la calma tras la tempestad de risas provocada por los cuarteteros. Aunque la calma duró poco, porque el relevo a la comparsa lo cogió el cuarteto Marvel no hay más que una, que se lo pasaron tan bien durante su actuación que uno de sus componentes terminó su pase lanzándose en plancha a lo largo del escenario. Todo unos personajes estos cuarteteros…

La primera parte la cerró la chirigota Sálvame, que como ya hiciera en su anterior pase dieron una lección sobre ecologismo y sostenibilidad para todos los públicos. Estas pequeñas Tierras volvieron a despertar la ternura del respetable presente por su forma de interpretar.

La segunda parte comenzó con el arte de Los Purry Baby's que cargaron de emoción el Teatro con la letra de su segundo pasodoble, donde recordaron a Manolo Santander, padre de uno de sus autores. Alguno de los componentes terminó incluso llorando la letra. De La Viña nos fuimos a una película muy animada con el cuarteto Lo siento Pixar, no todo el mundo puede ser de Cai, que demostró una vez más que el cuarteto tiene futuro con esta cantera. En el ecuador de la segunda parte, la segunda comparsa de la Final, Desde los mares del sur, fue todo dulzura en su repertorio. Un caramelito para los oídos.

El último cuarteto Gaditanos por el mundo consiguió mantener al público activo y de muy buen humor con su arte y su gracia, pese a ser cerca de la medianoche, hora en la que le tocó cerrar a la chirigota Pa roja, roja nosotras. Estas caleteras y caleteros rebosaron gaditanismo y se metieron de nuevo al público en el bolsillo. Grandes chirigoteras y chirigoteros, que se fueron creciendo pese al sueño y las horas tan poco propias para actuar unos niños y niñas tan pequeños.