El delegado diocesiano de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Asidonia-Jerez, Joaquín Perea, aseguró ayer que el Obispado no puede estudiar el caso de las costaleras de El Puerto de Santa María afectadas por la supuesta decisión de dos hermandades portuenses de no permitir este año las cuadrillas mixtas en sus procesiones, ya que éstas “no han presentado queja alguna” a la Diócesis jerezana.
Perea indicó que cuando estas dos mujeres presenten una queja formal ante el Obispado entonces se procederá a estudiar y a valorar el caso cuestión, del “que oficialmente no sabemos nada”. Asimismo, el delegado diocesiano ha indicado que ya ha recabado documentación de las hermandades afectadas para poder preparar el estudio del caso una vez se formule oficialmente la queja.
De otro lado, Perea ha explicado que es “la primera polémica de este tipo” que tiene constancia ya que “hay muy pocas” cuadrillas mixtas de costaleros, al tiempo que apuntó que “en este caso supongo que el capataz no les prohíba cargar la procesión por el hecho de ser mujeres sino porque preferirá que haya cuadrillas enteramente de hombres o de mujeres”.
Por su parte, el alcalde accidental de El Puerto de Santa María, Antonio Fernández, y la teniente de alcalde delegada de Igualdad, Matilde Roselló, mantuvieron en la mañana de ayer un encuentro con Maika Anelo y Andrea de la Flor, las dos costaleras portuenses que este año se han quedado fuera de las cuadrillas de dos cofradías. Ambos les trasladaron la intención del Consistorio de remitir una carta a las hermandades afectadas para trasladarle su postura.
De esta manera, los responsables municipales trasladaron su apoyo a las dos jóvenes afectadas por “una decisión que impedirá a ambas realizar una actividad cofrade que venían realizando desde hacía once y ocho años, respectivamente”. Según explicó el Consistorio, las costaleras explicaron que la decisión “no se ajusta a criterios objetivos, sino simplemente al hecho de ser mujeres, no quieren cuadrillas mixtas exponen pero hasta ahora hemos participado de ellas”. Para Roselló, se trata de “un injusto revés que atenta contra la igualdad de oportunidades de hombres y mujeres, dejando en clara desventaja a las mujeres”.