Las aguas bajan revueltas en el Racing Portuense en esta recién comenzada segunda vuelta. Si bien el equipo no ha mantenido en la presente temporada sensaciones contundentes para confiar ciegamente en lo que se viene haciendo, la irregularidad -maquillado con algunos resultados- ha sido la constante de un conjunto que a pesar de haberse confeccionado con la suficiente antelación y con nuevos refuerzos en el descanso invernal, la realidad es que es no está en el camino para conseguir el objetivo final de ascender de categoría.
Octavo y a siete puntos de los puestos de ascenso, la brecha cada semana se antoja crucial para acabar entre los aspirantes al ascenso.
La dimisión de Antonio Flor como técnico no es más que la constatación de que el proyecto no aúna la suficiente confianza de completar su meta. A mitad de la competición el propio míster ya reconoció días atrás no haber acabado la primera vuelta como debiera, en su reanudación y en el primer partido, dice adiós.
Tanto él como su presidente, Jesús Sánchez, han repetido y catalogado como “fracaso” el no ascender de categoría.
La goleada ante la Algaida, el mal papel realizado y ante un buen grupo nutrido de aficionados que se desplazaron hasta Sanlúcar, al parecer ha sido la puntilla definitiva. Está por ver ahora que el cambio en el banquillo repercuta de manera positiva y haga de esto el punto de inflexión de un equipo y de una entidad que se juegan más de la cuenta en el presente año ante un futuro que está por aclarar.
Este lunes hay prevista celebrar una reunión y en la que el director deportivo Javier Otero junto a la junta directiva se determinará quién será el entrenador del primer equipo y el que en principio se debiera sentar para dirigir al equipo el próximo domingo para recibir a nada más y nada menos que al líder, el Federico Mayo.
Antonio Flor dimite aunque seguirá vinculado al club.