Valencia está de moda. El PP y el PSOE han celebrado sus cónclaves nacionales en la comunidad que tiene en su himno histórico el comienzo de “Per a ofrenar noves glòries a Espanya” (Para ofrendar nuevas glorias a España). La otra izquierda ha seguido igualmente el camino valenciano. La reunión valenciana ha congregado a mujeres líderes de distintas procedencias geográficas e ideológicas y de diferentes ámbitos. Del gobierno central, la vicepresidenta Yolanda Díaz, del la administración autonómica, la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra y la jefa de la oposición de la Comunidad de Madrid, Mónica García, y de la administración local, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau y la ceutí, Fatima Hamed Hossain. La izquierda -a la izquierda del PSOE- se ha dado un baño estimulante en su presentación. Tanto que la frase que han destacado los medios -en boca de la representante mejor situada de Unidas Podemos en el gobierno de coalición español, aunque no está afiliada a ese partido sino al PCE- ha sido: “Es el comienzo de algo que va a ser maravilloso”. Es lo mismo que decir que aún no lo es, pero aspira a serlo.
De momento, es una apuesta de ilusión y esperanza para un espacio político que se ha caracterizado en el pasado por ser adicto a encontrar el gusto, incluso con petulancia, por destacarse por la “nimia diferencia”. Parece que, en esta ocasión, es al revés. Se reconocen las diferencias pero se enfatiza en la voluntad de construir algo nuevo para que se ponga de manifiesto que hay “un proyecto de país” diferente y alcanzable con voluntad política. Hay un “excusatio non petita“ cuando se ha querido dejar claro que “Venimos a que este tsunami feminista marque el nuevo ciclo político sin pedir permiso”. En España -a día de hoy- no hay que pedir permiso para iniciar una carrera política individual o de grupo. Pero la frase iba dirigida a los hombres que son los líderes políticos en la mayor parte de los partidos.
Hacer política sin siglas es el siguiente reto que se han planteado las constituyentes de este movimiento político nuevo, que espera mover las aguas de la política española. Puede reaccionarse frente a este nuevo modelo alternativo tanto con escepticismo como con entusiasmo. El tiempo decantará a la opinión pública y a los votantes ante esta disyuntiva.
