Cuando la infinita curiosidad de Pandora le llevó a abrir la caja donde se guardaban todos los males de la humanidad no le dio tiempo a evitar que se expandieran por la faz de la Tierra. Cuando por fin logró cerrar su codiciado arca tan sólo quedó en su interior la Esperanza, lo que comunicó a su esposo con el proverbial ‘la esperanza es lo último que se pierde’. Tan negativa y rotunda afirmación, que a pesar de su origen mitológico ha pervivido por los siglos de los siglos, no es más que el dictamen para rendirse al designio de la fortuna, a la voluntad de los dioses o al azar del cuerno de la abundancia. Los cornucopistas, adoradores de este cuerno, depositan hoy su esperanza en que la ciencia y la tecnología serán capaces de mitigar todos los males de la humanidad y más concretamente los que surgen como consecuencia del cambio global al que asistimos. No les falta razón cuando nada más empezar el año nos han dado a conocer que se ha construido el primer biobots, grupo de células que pueden ser programadas para un fin concreto. Como demostró Rousseau la especie humana es en esencia buena y solo ven por ahora las bondades del artefacto, pero a bien seguro que ya habrán mentes nefarias preparándose para hacer con ellas el mal. Los cornucopistas también se sintieron satisfechos al conocer que Google había construido el primer robot capaz de hacer una selección de residuos, incluso este simpático Wall-e es capaz de aprender nuevas cosas de la experiencia de su faena. Los inventos presentados durante Feria electrónica de Consumo estimulan todavía más esta perspectiva de una pronta mejoría. Al igual que ayer, hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad, como afirmaba Don Hilarión en la Verbena de la Paloma, pero Pandora ha abierto sin control y con maliciosa curiosidad la caja del cambio climático. Todas las catástrofes allí encerradas se manifiestan en formas cada vez más pertinaces. Una vez más tras cerrarla con cierto desdén la pérfida Pandora nos anuncia que la esperanza es lo último que se pierde. A lo mejor todo cambia, pero a lo peor resulta que es irremediable el precipicio hacia al que avocamos nuestro futuro.
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Pandora climática
Como demostró Rousseau la especie humana es en esencia buena
Salvo Tierra
Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial
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Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía
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