La presidencia de Pablo Casado al frente del PP no se entiende sin Teodoro García Egea, su mano derecha desde antes de lograr el liderazgo, ejecutor y dirigente plenipotenciario en Génova, negociador y muñidor de gobiernos que ha pasado a ser uno de los detonantes en la implosión del PP y ha caído, señalado por todos.
En sus más de tres años como secretario general no se ha cansado de repetir que "sin partido no hay Gobierno" y ahora, cuando más cerca se veían los populares de regresar a La Moncloa, sale de la sala de mandos para garantizar que queda partido y dar una oportunidad para que Casado pueda seguir en el terreno de juego.
Cae quien ha llevado con orgullo ser el escudo y el parapeto del jefe de filas, pero deja la incógnita de si su final será suficiente, cuando lo que se pide ahora es relevar a Casado. Eran muchas las voces que señalaban que Pablo y Teo, Teo y Pablo, eran un mismo ente.
Por su líder ha dado todas las batallas. Teodoro García Egea (Cieza, Murcia, 1985) dirigió la campaña de primarias de Casado cuando nadie le veía como sucesor de Mariano Rajoy.
Cuando los populares vivían una caída traumática, Egea logró pactar a dos bandas. Con Vox como apoyo externo y Ciudadanos como socio de coalición, los gobiernos de Andalucía, Madrid, Castilla y León, Región de Murcia o la Alcaldía de la capital insuflaron aire al partido. Pero también levantó suspicacias el rol de Génova en los territorios.
Porque García Egea ha bajado al barro del enfrentamiento interno y, hasta ahora, era el vencedor. Ello le ha hecho sumar rencillas, por ejemplo en Andalucía y Castilla y León.
El hasta ahora número dos de los populares es también el cerebro de la operación para absorber a Ciudadanos. La deglución de los naranjas empezó con el fichaje de Fran Hervías, que cambió el aparato de Inés Arrimadas por el de Pablo Casado.
Estrategia que siguió en Murcia, al dar la vuelta a la moción de censura y tuvo en Madrid su mayor éxito. Este martes también Hervías se bajaba del barco de Casado.
Egea es también el artífice de los escasos pactos que han logrado PP y PSOE en esta legislatura, como el de la renovación del Tribunal Constitucional, o el de Radiotelevisión Española. Los ha armado junto al negociador del Gobierno de Pedro Sánchez, Félix Bolaños, actual ministro de la Presidencia.
Su historia se completa con un elemento clave: sus adversarias. Cayetana Álvarez de Toledo, exportavoz del PP en el Congreso; Isabel Díaz Ayuso -y su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez- pero también, fuera de sus siglas, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y líder en el Gobierno de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, con quien ha mantenido duelos parlamentarios desde la marcha de Pablo Iglesias.
Contra Álvarez de Toledo inició una batalla que aparentemente ganó con el cese como portavoz del PP en el Congreso. El roce le puso sin embargo en la picota cuando la periodista y diputada le convirtió en el blanco de sus críticas en el libro "Políticamente indeseable".
No ahorró en calificativos. Le definió como una conjunción de "sonrisa Profident" y "puñal". Como un "valido con aspiraciones". Y le acusó de ejercer el poder de manera "despótica, teocrática, 'teodocrática'", con acoso, y desde una subcultura de "peloteo" y "falsa lealtad basada en el terror". Al pedir la dimisión de Egea, la madrileña Esperanza Aguirre ha recuperado estas críticas.
Pero sus némesis han sido Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez. La presidenta madrileña le llegó a bloquear en el móvil y desde su entorno acusaban a García Egea de una campaña para querer destruir a la presidenta.
Durante meses la pugna entre Egea y Ayuso se interpretó como una lucha por el poder. El intento de que un verso suelto no presidiese el partido en Madrid. Después, la dirección explicó que tenía sospechas, incluso de corrupción, y por eso quería alejarla de las siglas. Sin embargo, la dirección dio carpetazo al expediente abierto en su contra.
En su última rueda de prensa, y para avalar su versión, Egea recordó que en junio respaldó a la presidenta madrileña para presidir el partido en su región. Y así fue, hasta que Génova dejó atrás cualquier respaldo.
Mientras las dos partes se disputan el relato de la hecatombe, García Egea cae. Antes que él han dimitido sin embargo varios vicesecretarios, que pedían a Casado un Congreso Extraordinario, que solo tras la marcha del secretario general se ha confirmado.
También cayó Ángel Carromero, al que se señaló como el instrumento de Egea para espiar a Ayuso, algo que la dirección negó.
Fuera de la política, donde debutó como concejal (2007-2009) con apenas 22 años en su localidad natal, Cieza, García Egea es ingeniero industrial y de telecomunicaciones, formado en márketing político y gestión de proyectos por la George Washington University, ha participado también en el Programa de Liderazgo de Gestión Pública en IESE Business School.
Al Congreso llegó el 19 de enero de 2012 cuando ocupó el escaño que dejó Jaime García-Legaz, nombrado secretario de Estado de Comercio.
Renovó el acta en 2015, ya como cabeza de lista del PP por la Región de Murcia, y engrosó las filas de una nueva generación de dirigentes del PP reunidos después en el equipo de Casado.
Además, Egea, que en política presume de ir siempre un paso por delante al resto, tiene facetas sorprendentes como la de ser pianista o lograr en 2008 el título de campeón del mundo en la prueba de lanzamiento de hueso de la oliva mollar chafá.
En Instagram, Egea muestra retazos de su vida con su mujer y sus tres hijos y posa en mallas tras pedalear lejos de la vorágine política con su 'mountain bike'.
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García Egea, la pieza que Casado deja caer para seguir en el tablero
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