El Gobierno considera que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, trasladó con "valentía y franqueza" a Xi Jinping lo que debía decirle sobre la guerra en Ucrania y que esa actitud fue valorada por el presidente chino pese a que no le aclarara si se involucrará más en favor de la paz.
Sánchez ha regresado este sábado a Madrid de su viaje oficial a China, en el que estuvo acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y en el que se reunió con las principales autoridades del país y participó en varios eventos de carácter económico.
La satisfacción por el desarrollo de ese viaje es el denominador común del análisis que fuentes diplomáticas y de Moncloa hacen de una visita que tuvo su foco principal en la reunión que mantuvo con Xi en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín.
Tras anunciarse el viaje, Sánchez explicó que expondría al presidente chino la posición española y de la UE, y ya en Pekín le comentó cara a cara que apoya el plan de paz del líder ucraniano, Volodímir Zelenski, y le pidió que se ponga en contacto con él tras haberse entrevistado en Moscú días atrás con el presidente ruso, Vladímir Putin.
No hubo respuesta a esa petición, pero el Gobierno tampoco la esperaba porque las fuentes citadas subrayan que este es un proceso largo en el que se auguran pasos poco a poco.
Sin embargo, aseguran que Sánchez le trasladó lo que debía decirle y que el presidente chino valoró esa franqueza y valentía del presidente del Gobierno, que fue el primer líder europeo en reunirse con él tras su encuentro en la capital rusa con Putin.
Tampoco espera el Gobierno que Xi vaya a expresar un compromiso concreto para involucrarse más en favor de la paz en próximas reuniones que tiene previstas en Pekín con otros dirigentes de la UE como el presidente francés, Emmanuel Macron, o la presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen.
Pero sí destacan la importancia de sus planteamientos para la paz, en los que España ve aspectos interesantes, y que con su actitud, China sí reconozca que Ucrania es un estado soberano.
De acuerdo con el mensaje de Sánchez, al Gobierno le gustaría que Xi hablara con Zelenski y que transmitiera a Putin la necesidad de avanzar en soluciones para la paz.
Ese sería un objetivo máximo, pero interpretan que el mínimo, consistente en que China no se involucre para mal en la guerra de Ucrania, está conseguido porque se ha posicionado en contra del uso de la amenaza nuclear y todos los indicios estiman que apuntan a que no venderá armas a una persona como Putin, contra la que hay una orden de captura de la Corte Penal Internacional.
Aunque Xi no fue quien sacó en la reunión con Sánchez la guerra de Ucrania, no rehusó hablar de este asunto pese a que no concretara su actuación futura.
El jefe del Gobierno, que no quiso dar detalles de la posición del presidente chino remitiendo para ello a su interlocutor, sí explicó que habían mantenido un "intercambio sincero" de opiniones al respecto.
Se da por hecho que, cuando haya oportunidad, el Gobierno expondrá las impresiones de esta visita tanto a representantes de Ucrania como de la Unión Europea.
Además de hablar de Ucrania o de las relaciones bilaterales, Sánchez planteó el respeto a los derechos humanos en el marco del diálogo entre la Unión Europea y China sin que la delegación española percibiera incomodidad por ello en sus anfitriones.
La sensación con la que el Gobierno se marchó de Pekín es que los dos países son más amigos aún después de este viaje tras la franqueza en los planteamientos de Sánchez porque tienen el convencimiento de que cuando alguien es franco, es más fácil la relación.
En ese mismo sentido creen que el éxito de España con esta visita es que sale de ella con el sello de la credibilidad.