El Banco Central Europeo (BCE) ha advertido de que la inflación en la zona euro es demasiado alta y lo seguirá siendo durante demasiado tiempo, atribuyendo esta persistencia a que los agentes económicos tratan de repercutirse los costes unos a otros, por lo que ha advertido del riesgo de que las empresas traten de defender sus márgenes sin absorber los crecientes costes laborales, añadiendo que "es poco probable" que pueda declararse en un futuro próximo que los tipos de interés hayan tocado techo.
En su discurso inaugural del foro de bancos centrales que organiza anualmente el BCE en la localidad portuguesa de Sintra, la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, ha señalado la importancia de que las expectativas de inflación se mantengan ancladas a medida que avanza el proceso de recuperación de los salarios.
En este contexto, ha recordado que, en una primera fase que ha comenzado a terminarse, las empresas reaccionaron al fuerte aumento de los costes de los insumos defendiendo sus márgenes y trasladando los incrementos a los consumidores, lo que hizo que las perturbaciones afectaran a la inflación con mucha más rapidez y contundencia que en el pasado.
"Hasta ahora, los trabajadores han salido perjudicados de la perturbación inflacionista, al experimentar una considerable reducción de sus salarios reales, que está alentando un proceso sostenido de recuperación salarial para intentar revertir esas pérdidas", ha señalado la presidenta del BCE en referencia al impulso alcista observado en una segunda fase del proceso en otras medidas de la inflación subyacente que captan presiones más internas, en particular los indicadores de la inflación sensible a los salarios y de la inflación interna.
En este sentido, la francesa ha destacado que el BCE prevé que los salarios crecerán otro 14% de aquí al final de 2025 y que recuperarán plenamente su nivel prepandemia en términos reales.
De este modo, aunque en este momento no se observa una espiral de precios y salarios ni un desanclaje de las expectativas de inflación, ha advertido de que cuanto más tiempo se mantenga la inflación por encima del objetivo del 2%, mayores serán los riesgos.
"Necesitamos que las empresas absorban los crecientes costes laborales a través de sus márgenes", ha apuntado Lagarde, para quien si la política monetaria es suficientemente restrictiva, la economía puede lograr una desinflación general, al tiempo que los salarios reales recuperan parte del terreno perdido.
"Pero esto depende de que nuestra política frene la demanda durante algún tiempo, de modo que las empresas no puedan seguir mostrando el comportamiento de precios que hemos observado recientemente", ha puntualizado, advirtiendo de los riesgos en caso de que las empresas trataran de defender sus márgenes.
"Si las empresas recuperaran el 25% de la pérdida de margen que apuntan nuestras proyecciones, en 2025 la inflación se situaría claramente por encima de la prevista en el escenario de referencia, casi en el 3%", ha advertido.
De esta manera, la presidenta del BCE ha justificado que, ante un proceso inflacionista más persistente, se hace necesaria una política más persistente, que además de generar un endurecimiento suficiente en el presente, también mantenga unas condiciones restrictivas hasta estar seguros de que esta segunda fase del proceso de inflación ha terminado.
Asimismo, ha explicado que, dada la incertidumbre sobre la persistencia de la inflación, el nivel máximo que alcancen los tipos de interés dependerá del momento, incluyendo de cómo evolucionen la economía y las distintas fuerzas descritas, y que tendrán que volver a evaluarse continuamente a lo largo del tiempo.
En estas condiciones, "es poco probable que, en un futuro próximo, el banco central pueda declarar con plena confianza que los tipos de interés han tocado techo", ha concluido Lagarde.