Ben Alí prometió la tarde del lunes la creación de 300.000 nuevos puestos de trabajo, además de otras medidas sociales y de exoneración de impuestos para empresas nacionales y extranjeras en las regiones más conflictivas del país.
Además, el Gobierno tunecino decidió cerrar indefinidamente todos los centros de enseñanza del país para evitar protestas, después de que grupos de estudiantes comenzaran el lunes a manifestarse en institutos y escuelas secundarias de varias ciudades, incluida la capital.
Sin embargo, poco después de la intervención televisada del presidente se produjeron violentos disturbios en las regiones de Kairuán, Sussa, Gafsa y especialmente en Kaserín, en el centro oeste del país.
Según diversas fuentes y testigos presenciales consultados por EFE, en Gafsa fue incendiada una comisaría de
Policía con cócteles molotov y en la Universidad se produjeron múltiples destrozos.
En Kairuán ardieron varias sucursales bancarias y un supermercado y en Sussa varios bancos fueron igualmente atacados.
Los manifestantes incendiaron durante la noche dos comisarías de Policía y las fuerzas del orden ocuparon la sede de la Unión General de Trabajadores Tunecinos.