Después de que el pasado miércoles los partidarios violentos del régimen hiciesen acto de presencia, decenas de miles de egipcios retomaron el espíritu festivo de las primeras concentraciones y mostraron su rechazo a componendas o arreglos que no pasen por la salida de Mubarak.
La relativa calma que reina en Egipto desde el fin de semana, con ausencia de incidentes violentos y el regreso de la rutina, empujó a mucha gente a regresar a la plaza Tahrir, epicentro de las protestas, como reconocía Tarek Hamza, estudiante de Ingeniería.
“Fuera de Tahrir, la vida ha vuelto a la normalidad. Por eso, mucha gente aprovecha para venir en cuanto sale del trabajo. Antes nuestras familias no querían que viniésemos. Ahora no se enteran, o directamente vienen ellas”, dijo Hamza a Efe.
Los manifestantes han establecido un calendario claro, con grandes convocatorias los martes y los viernes, mientras que el resto de días de la semana la presencia de miles de personas en tiendas y carpas trata de que la revuelta no se apague.
Sin embargo, la irrupción de los “baltaghiya” (matones) sembró dudas sobre la capacidad de los manifestantes de galvanizar a los descontentos con el régimen.
A juzgar por la respuesta de hoy, el miedo se ha superado y el comienzo del diálogo entre el vicepresidente Omar
Suleimán -en quien Mubarak ha delegado la gestión de la crisis- y la oposición no satisface a Tahrir.
A los manifestantes se sumaron ayer Wael Goneim, el ejecutivo de Google liberado el lunes por las autoridades y que se ha convertido en un héroe popular por su papel en la revuelta por internet, y Ahmed Zuweil, Premio Nobel de Química en 1999 y uno de los nombres que suenan para encabezar la transición.
La masiva afluencia (cifrada en 300.000 personas por la organización de los Hermanos Musulmanes) colapsó por momentos el principal acceso a la plaza, el puente de Qasr El Nil.
Para llegar a la plaza se han instalado al comienzo del puente hasta calesas tiradas por caballos, que dan a la concentración un aire todavía más festivo que en ocasiones anteriores.
Por toda la plaza se han colgado grandes carteles con fotos de los muertos.