En el último episodio de un proceso judicial en el que han sido arrestados numerosas figuras del régimen anterior, la Policía egipcia detuvo a primera hora de ayer a Mubarak y a sus dos hijos, cumpliendo así con la principal reivindicación de los grupos que protagonizaron la revolución del 25 de enero.
Las detenciones se produjeron después de que la Fiscalía General ordenara la detención por 15 días de los tres, acusados de abuso de poder y enriquecimiento ilícito, así como de estar implicados en el ataque contra los manifestante durante la revuelta popular que forzó la renuncia de Mubarak.
El exmandatario se encuentra bajo arresto en el Hospital de Sharm el Sheij, en el sur de la península del Sinaí, y su estado de salud es “inestable”, según informó una fuente médica a la agencia oficial de noticias MENA.
La fuente explicó que Mubarak está “bajo observación” en la tercera planta del hospital, que tiene una sección de cuidados intensivos, y que “el equipo médico sigue su estado de salud de cerca”.
Con esta información, el hospital de Sharm el Sheij desmintió que el expresidente hubiera sido trasladado a un hospital militar de El Cairo, como había informado previamente una fuente de los servicios de seguridad a la edición digital del diario estatal Al Ahram.
Mubarak, de 82 años, fue ingresado ayer en el centro médico de Sharm el Sheij tras sufrir una crisis cardiaca durante un interrogatorio judicial.
Mientras, sus dos hijos están presos en la cárcel de Tora, a las afueras de El Cairo, donde están recluidos varios representantes del régimen de Mubarak, entre ellos el exjefe de Gobierno, y los exministros de Interior y de Turismo.