Los terroristas pedirán la excarcelación, algo impensable, y en su defecto, el acercamiento de los presos al País Vasco, algo más factible puesto que ya se ha realizado en varias ocasiones durante la negociación de las distintas treguas pactadas.
Y de estos 559 presos, un total de 52 están cumpliendo condena en los centros penitenciarios de la provincia de Cádiz, siendo una de las peticiones de la banda terrorista y su entorno el acercamiento de los mismos a Euskadi y acabar con la política de dispersión de estos presos puesta en marcha hace años por el Estado español.
Dentro de esta política de dispersión cobró gran importancia las cárceles gaditanas, prácticamente las más alejadas de los centros penitenciarios del País Vasco y Navarra. De hecho, son muchos los familiares y amigos de etarras que emprenden cada cierto tiempo un viaje de norte a sur para poder visitarlos, cruzando prácticamente toda la península ibérica.
En la cárcel de Botafuego de Algeciras hay en la actualidad 15 presos etarras, mientras que la mayor concentración de presos de esta banda armada en toda la península la padece El Puerto de Santa María con 17 etarras en Puerto I; 4 en Puerto II y 16 en Puerto III.
Los presos de ETA confían que con el comunicado de la banda sus días de encarcelamiento lleguen a su fin, aunque saben que será más factible su traslado al País Vasco, cuestión de la que se hará cargo el próximo gobierno que salga de las urnas a partir del 20 de noviembre.
En cuanto a cómo se vivió el comunicado de ETA entre sus presos que están en la provincia de Cádiz, el delegado de Acaip de Puerto III, Juan Miguel Parreño, explica que “no hubo nada especial, no les pilló por sorpresa, ese jueves no pasó nada porque seguramente ellos ya sabían lo que iba a ocurrir desde hace tiempo… estoy convencido de que conocían hasta la fecha en el que saldría este comunicado”.
Parreño señala que “no hubo ni celebración, ni nada por estilo, fue un día normal”. De hecho, los presos de ETA parecían saber desde hace tiempo que se iba a hacer público este comunicado del cese de la violencia. “Aunque siempre se han portado más o menos bien, llevan meses actuando con mayor normalidad, portándose mejor” y sobre todo “realizando muchos menos actos reivindicativos y políticos”, actos que realizaban de forma simbólica para pedir su acercamiento al País Vasco, como dejar de comer el rancho, aunque compraban alimientos en el Economato, o no salir al patio a pasear.
“Desde hace meses han ido cambiando, están más tranquilos”, señala a este medio Parreño, y es que “saben que si quieren ser trasladados, tienen que portarse bien porque no depende en exclusiva de lo que suceda fuera”, la dirección penitenciaria tendrá mucho que decir, sobre todo si su comportamiento no es el adecuado y ellos lo saben.