Ferrer, undécimo favorito, venció al eslovaco Dominik Hrbaty, 251 del mundo, pero 14 del escalafón en noviembre del 2000, por 6-2, 6-2 y 6-1 para hacerse con un puesto en esa ronda, y llenarse de ilusión porque ve que puede recuperar el juego que le llevó al cuarto puesto del mundo.
Hrbaty, ganador de la Copa Hopman recientemente, no es ahora aquel jugador que machacaba con su seguridad desde el fondo. Una operación en el codo y otra en el hombro derecho el año pasado han frenado una sólida carrera, y ahora está intentando volver.
Feliz y con la satisfacción de haber resuelto el encuentro, con más soltura que ante el alemán Denis Gremelmayr el primer día, Ferrer atisbó que ahora todo puede suceder. “Este año estoy jugando con mucha chispa, bastante bien mentalmente y de físico, aunque quizás he perdido algún partido que tenía ganado”, dijo el de Xavea, que viene de hacer semifinales en Auckland, tras ceder con el estadounidense Sam Querrey después de tener dos bolas de partido.
Para Robredo, el mejor calificativo a sus dos primeros partidos este año en Melbourne es el de seguridad al servicio. Derrotó al serbio Viktor Troicki, por un contundente 6-1, 6-3 y 6-0, con la misma firmeza al saque que exhibió en el encuentro anterior contra el estadounidense Bobby Reynolds. Robredo mantuvo inmaculada esa faceta de su juego. No concedió ni un solo punto de rotura.