En rueda de prensa en la capital afgana, el ministro de Interior, Mohamad Hanif Atmar, recordó que “el enemigo aún tiene la habilidad de transportar armas y explosivos a la ciudad de Kabul, lo cual es una gran causa de preocupación”.
Atmar precisó que entre los 20 muertos hay siete policías, dos miembros de los servicios de inteligencia y 11 civiles, aunque una fuente del Ministerio de Sanidad consultada por Efe situó en 26 el número de víctimas mortales y en 50 el de heridos.
Los ocho talibanes que integraban el comando terrorista, armados con rifles y granadas, también perdieron la vida, según la versión oficial.
“Los agresores intentaron atacar tres objetivos: el Ministerio de Justicia, el de Educación y el Departamento de Prisiones”, en el que dos talibanes llevaron a cabo ataques suicidas, detalló el portavoz de Interior, Zemarai Bashary.
Al Ministerio de Justicia llegaron 5 atacantes, aunque uno de ellos activó la carga explosiva que portaba antes de entrar en el edificio, mientras que sus acompañantes se atrincheraron dentro.
El edificio fue rápidamente rodeado por las fuerzas de seguridad, que dieron muerte a todos los talibanes, aunque también se registraron bajas entre los agentes.
Pero el atentado más sangriento había tenido lugar poco antes en el departamento penitenciario de Khairkhana, en el norte de Kabul, donde dos suicidas hicieron estallar la carga explosiva que llevaban.
El octavo terrorista del comando fue alcanzado y abatido por la policía en las inmediaciones del Ministerio de Educación, aunque un testigo relató que en realidad se suicidó al verse rodeado.