Tras visitar campos de desplazados en el distrito septentrional de Mardan, Malik hizo un llamamiento a los civiles para que abandonen Mingora, principal ciudad del valle de Swat, y otras zonas en las que las tropas tienen previsto asaltar a los talibanes.
“El toque de queda se ha relajado (en la zona de combates), así que deben salir tan pronto como tengan la ocasión”, urgió el ministro, según el canal privado Dawn.
Los 15.000 miembros de las fuerzas de seguridad que se enfrentan a unos 4.000 integristas en Swat –principal escenario de los combates– están intentando dar con los cabecillas talibanes, dijo Malik.
“Obviamente, vamos a golpear a los líderes y comandantes que controlan a los talibanes”, aseveró.
El mando militar ya había informado del movimiento de tropas hacia Matta, lugar donde presuntamente se esconde el líder de los talibanes de Swat, el mulá Fazlullah.
Ahora una parte del contingente –formado por soldados regulares y de la guardia de fronteras– se dispone a entrar en Mingora, por lo que el ministro pidió a los civiles que abandonen ésta y otras zonas.
La cifra de muertos ofrecida por el Ejército y las autoridades, que aseguran no haber causado la muerte de civiles, carece de comprobación independiente.
El pasado sábado el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) pidió a la comunidad internacional un “apoyo masivo” para el éxodo de 1.171.000 civiles desde principios de mayo a causa del conflicto.
Paquistán, que ya acoge a otros 500.000 desplazados internos y a 1,7 millones de refugiados afganos en su territorio, se enfrenta a una grave crisis humanitaria en sus áreas norteñas.
Según datos del Acnur, 130.950 de los desplazados se hallan en los varios campos de acogida habilitados en zonas de la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP) cercanas a los distritos de Swat, Buner, Dir y Shangla, donde se lleva a cabo la ofensiva.