Roh se precipitó al vacío desde lo alto de una montaña rocosa cercana a su casa y dejó en su ordenador una nota para su familia en la que le pedía que no lloraran, daba instrucciones para su cremación y confesaba que los últimos tiempos han sido “muy duros”, según informó la agencia surcoreana Yonhap.
Su antiguo secretario y abogado, Moon Jae-in, dijo que el ex mandatario, un abogado progresista de 62 años, “al parecer se tiró” por decisión propia, lo que hizo aprovechando un descuido del guardaespaldas que lo acompañaba en su paseo por la montaña.
El óbito fue certificado casi tres horas después, a las 9.30 hora local (00.30 GMT), en el hospital de Busan (sur del país) donde fue ingresado con fracturas múltiples y una incisión de once centímetros en la cabeza.
Roh llegó a la Presidencia en 2003 con un apoyo superior al 50% y la abandonó en febrero de 2008 con una fuerte impopularidad, pero presumiendo de que su mandato no estuvo salpicado de acusaciones de corrupción a diferencia de otros líderes surcoreanos.
No obstante, una investigación reciente de la Fiscalía de Seúl ha destapado que su esposa y su cuñado recibieron seis millones de dólares de un corrupto empresario del calzado entre 2006 y 2008, por lo que el 30 de abril interrogaron a Roh durante diez horas.
Los fiscales sospechaban que el receptor final de esos sobornos era el propio Roh y en estos momentos debatían si era preciso arrestarlo aunque, tras su muerte, el Ministerio de Justicia ha decidido cerrar la investigación, según Yonhap.
“El dolor que le he causado a demasiada gente es excesivo y el dolor que está por venir es inconmensurable”, señaló en su nota de despedida este abogado defensor de los derechos humanos, que con su mandato buscó, sin lograrlo, la reconciliación con Corea del Norte.
Junto a la imagen de Roh llegando el 30 de abril a su interrogatorio y pidiendo perdón a su país, se recuerda el momento que lo convirtió en el primer presidente surcoreano en cruzar a pie la frontera entre las dos Coreas enemigas.
Antes de traspasar el 2 de octubre de 2007 la Línea de Demarcación Militar, el último bastión de la Guerra Fría vigilado por medio millón de soldados, Roh dijo que esa “barrera ha dividido a nuestro pueblo durante medio siglo” y debe caer.