La distribución del sector de ferretería y bricolaje cerró 2020 con un descenso del 1,06% en su facturación, según los datos del último barómetro sectorial de AECOC. Se trata de la primera caída en la cifra de negocios del sector desde 2012, provocada por el impacto sobre los establecimientos de las medidas adoptadas en la lucha contra el Covid-19.
De hecho, las pérdidas se acumularon en los dos primeros semestres del año, coincidiendo con el inicio del estado de alarma, el confinamiento de la población y el cierre imperativo de los establecimientos considerados no esenciales.
En concreto, durante el primer trimestre del año el sector registró un descenso del 9,26%, mientras que en el segundo semestre la caída fue del 25,51%.
El segundo semestre, en cambio, ha estado marcado por una fuerte recuperación de todo el sector. En el tercer periodo del año, la cifra de negocio se recuperó un 18,73%, mientras que el comparativo del último trimestre respecto a los datos del año anterior creció un 12,54%.
Asimismo, el barómetro de AECOC muestra que las grandes superficies especializadas limitaron el descenso de su facturación a un 0,94%, mientras que el negocio de las ferreterías tradicionales bajó un 1,51%.
"El sector ha logrado cerrar el año más difícil que recordamos con un volumen de negocio muy similar al de 2019, lo que pone de manifiesto la capacidad de resistencia y de adaptación de todos los operadores, que han sabido responder a un contexto en constante cambio", resalta el responsable del área de DIY de AECOC, Alejandro Lozano.
El portavoz de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores ha destacado el crecimiento de las ventas telemáticas, que "han sido claves para llegar a los consumidores a pesar de las restricciones de movilidad, en un sector tradicionalmente presencial" y el esfuerzo realizado por los distribuidores para responder al gran incremento de la demanda que se ha registrado desde la reapertura de los establecimientos y a los cambios que ha provocado la pandemia en los hábitos de los consumidores.
Con respecto a 2021, Lozano apunta a que el sector deberá estar preparado para vivir un año nuevamente marcado por la incertidumbre, tanto en los que se refiere a regulación como en términos de demanda.