La Catedral de Granada ejecuta una "conservación preventiva" tras los terremotos

La Catedral de Granada prevé llevar a cabo hasta finales de marzo trabajos de "conservación preventiva" ante el riesgo de caída de elementos, en su mayoría pináculos, que puedan causar daños para las personas, una actuación que ha estado motivada por la serie de terremotos que sigue afectando a esta zona.

Durante un recorrido junto a los medios de comunicación, Pedro Salmerón, arquitecto conservador del templo, ha explicado este martes que los trabajos se centran en los pináculos de la catedral, algunos de los cuales ya cuentan con andamios, y que llegaron a rajarse parcialmente con el desprendimiento incluso de algún trozo.

Aunque suponen elementos de cierre de la fachada muy interesantes desde el punto de vista estético y arquitectónico, según Salmerón los pináculos pueden resultar asimismo "inestables", especialmente con la tipología de terremotos de las últimas semanas, que provocan su vibración y que se genere el denominado "efecto látigo".

El arquitecto ha indicado que, pese a no contar todavía con una dimensión exacta del alcance de los seísmos ni una cuantificación económica concreta, han empezado por el flanco en el que se detectó "más debilidad", correspondiente a la céntrica plaza de Las Pasiegas, y que luego prevén avanzar en los que dan a la calle Cárcel.

"Ante una serie de seísmos que probablemente van a seguir durante semanas, respondemos con prevención. Vamos a revisar las condiciones de cada pináculo", ha detallado el arquitecto, que calcula que la actuación se centrará estos días en más de una veintena, especialmente en aquellos que representan problemas de seguridad para la vía pública o patios interiores.

El objetivo es reparar o eliminar aquellos elementos que supongan riesgos y, una vez que se repongan los pináculos, cuyo peso total puede superar las dos toneladas, "ensartarlos" de arriba a abajo con un vástago continuo de hierro forjado o acero inoxidable.

Asimismo ha asegurado que la catedral lleva ya quince años sin contar con financiación pública para su conservación, que ahora mismo se sufraga con medios de la propia curia, y que tienen por tanto previsto solicitarla y confían en que se la ofrezcan.