Vender el número premiado debe ser una de las mayores satisfacciones para un cuponero. Si encima se trata del Sorteo de Navidad y repartes una lluvia de millones, la satisfacción debe ser máxima. Sin embargo, a Francisco Javier Pérez poco le duró la alegría, pues poco después de repartir 30 millones en Moguer correspondientes a los 75 cupones de la serie completa del número agraciado en el especial de la pasada Navidad fue denunciado por dos personas por supuesta apropiación indebida de dos de los cupones agraciados.
Sin embargo, casi un año después, empieza a respirar tranquilo, pues la Justicia le lleva dando la razón desde el inicio y ahora acaba de dar carpetazo definitivo a una de las denuncias.
De este modo, las dos denuncias -una presentada en los juzgados de la capital y otra en las de Moguer- fueron sobreseídas provisionalmente. Se presentaron recursos de reforma que también fueron desestimados y ambos casos acabaron en la Audiencia Provincial de Huelva con sendos recursos de apelación.
Ahora la Audiencia ha notificado uno de los autos, remitido a las partes la pasada semana, en el que desestima el recurso de apelación.
Hace alusión este auto a la denuncia presentada por un conocido del cuponero, que argumenta que reservó uno de los cupones premiados a través de whatsapp.
Así, el denunciante aseguraba que el cuponero le ofertó mediante whatsapp el 21 de diciembre de 2018 la compra de un cupón de la ONCE correspondiente al Sorteo de Navidad y que a los pocos minutos le contestó “tráeme uno mamona”, a lo que el denunciado respondió “ok”. El número 01850 resultó premiado y, por tanto, le reclamó su entrega, pero el denunciado no atendió tal petición, por lo que entiende que se produjo una apropiación indebida.
En cambio, la Audiencia respalda la decisión inicial de la jueza de decretar el sobreseimiento sin siquiera ordenar diligencias de investigación al entender que no hay ni indicios de delito.
“Ni el denunciante abonó el precio de ese cupón ni el denunciado hizo entrega del mismo”, por lo que, en todo caso, se trataría de “una promesa de venta no formalizada” pues, insiste la Audiencia, “ni hubo pago, ni hubo entrega”, reza el auto, al que ha tenido acceso Viva Huelva.
Tampoco podría considerarse una estafa “al no apreciarse ni el elemento definidor del engaño ni desplazamiento patrimonial”.
En definitiva, casi un año después, Francisco Javier Pérez puede empezar a respirar tranquilo, aunque el sofocón no se lo quita nadie.