Este año, después de varios intentos fallidos, eran muchas las ganas de ver hacer su estación de penitencia a la Ilustre y Franciscana Cofradía del Santísimo Cristo de las Misericordias y Nuestra Señora de las Lágrimas. La Plaza de la Merced estaba completamente llena desde horas antes de que se abriera el portón de la iglesia que la preside.
Cuando faltaban cinco minutos para las cinco de la tarde, se hacía el silencio tras el chisteo de muchos de los asistentes. Las puertas se abrían y aparecían los primeros miembros de la comitiva. Poco después lo hacía el Santísimo Cristo de las Misericordias llevado por 40 costaleros, y acompañado por su banda de cornetas y tambores. También conocido como Cristo del Bambú, es propiedad de la Comunidad Clarisa. Una talla de autor anónimo, fechada entre 1570 y 1575, a caballo entre el final del renacimiento y el barroco andaluz. Sdoba por Miguel Arjona Navarro, y una tercera, en 1998 en el interior del monasterio, por María José López de la Casa. Unos veinte minutos después de perderse entre las callejuelas del barrio por la calle Merced Alta, aparecía la imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas. Las canciones de la Tuna Universitaria anunciaron su presencia al tiempo que tímidamente el palio cruzava el umbral de la Merced. Chisteos, silencio, aplausos y más canciones de una tuna que tantas veces se ha quedado muda por la lluvia. El paso de palio, portado por 30 costaleros, pudo lucir el nuevo bordado de sus faldones, obra de Javier García y Martín Suárez. Un paso que además lleva en el frontal un relicario de San Francisco y Santa Clara de Asís, ya que la cofradía ha sido distinguida con el título de “franciscana”. Entre mecidasn cantos y aplausos, atravesó la plaza y, alterándose el recorrido habitual, se adentró por la calle Merced Alta que ha sido recientemente dedicada a ella.
Durante su recorrido estuvo acompañada por la Asociación Musical Pedro Morales de Lopera, pasando por calles como Frente a Jesús, Cantón de Jesús, Carrera de Jesús, Almenas, o Muñoz Garnica, hasta la plaza de San Ildefonso. Lugar de interés fueron además la Reja de la Capilla y la gran novedad el paso de noche por la calle Maestra y la subidapor Almendros Aguilar, ante el Arco de San Lorenzo.
Esta vez si pudo ser, y tanto los alrededor de 900 cofrades con los que cuenta la cofradía, como el hermano mayor, Juan Carlos Moreno, pudieron saborear bajo un cielo lleno de nubes, pero con buena temperatura y sin sombra de lluvia, la estación de penitencia. Protagonistas de excepción, como siempre, los capataces del Cristo: Antonio Cano, Pablo Morales, Ramón Campos y Vicente Izquierdo y los del paso de palio, Ángel Lendínez, Alejandro Cañizares, Eduardo Carrillo y José Manuel Peña.
