Vino el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a inaugurar el tramo Linares-Ibros de la A-32, la autovía, proyectada hace dos décadas y que debería unir la provincia de Jaén con la de Albacete, y así con todo el Levante español. No lo hizo con el desdoblamiento de la A-44 a su paso por Despeñaperros, una de las mayores infraestructuras que se han construido en los últimos años en la provincia, pero sí lo hizo en este tramo. Las elecciones están a la vuelta de la esquina y la promesa de que el próximo año estarán en marcha todos los tramos de esta autovía en la provincia de Jaén no se hizo esperar. Quizá el empuje de la Junta de Andalucía a la Autovía del Olivar, que en diciembre conectará Martos con Úbeda tuvo algo que ver también. En cualquier caso, la finalización de esos dos tramos tendrá consecuencias importantes para Jaén y para su maltrecha economía. Úbeda se erige como el centro de la provincia y eso se notará. Los dos ejes propiciarán la comunicación fluida con la capital y los empresarios tendrán la sensación de que han dejado la diligencia para asomarse al siglo XXI, ese en el que viven nuestros vecinos y que se resiste en entrar en Jaén, y no por falta de malestar y reivindicaciones.
Jaén
Camino del siglo XXI
El avance de la A-32 y de la Autovía del Olivar provocará cambios importantes en una provincia que erige Úbeda como centro
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