Cuando se celebró el último debate sobre el estado de la ciudad, en junio de 2014, el Ayuntamiento de Jaén acababa de dar una nueva vuelta de tuerca al plan de ajuste con el que el Ministerio de Hacienda tutela (o interviene) al Consistorio jienense desde 2012. Un plan que intenta amortiguar la elevada deuda municipal (de 530 millones según el gobierno municipal y superior a 700 millones a juicio de la oposición) y que convierte al Ayuntamiento de Jaén en el más endeudado por habitante de todo el país, con casi 4.000 euros per cápita.
Pero el plan de ajuste ha tenido desde hace cuatro años varias modificaciones y la única respuesta del gobierno municipal durante este tiempo han sido sucesivas operaciones de tesorería para poder dar oxígeno a las arcas municipales, como el préstamo de 14,5 millones que se lleva al Pleno del próximo viernes para poder hacer frente a las nóminas y atender los servicios públicos municipales. En el actual mandato municipal, el PP ya ha recurrido a créditos por valor de 200 millones de euros. Una carga financiera inasumible para un Ayuntamiento que el año pasado pagó más de 30 millones de euros en intereses y amortización de capital de préstamos.
Una deuda, la municipal, que aunque la asume el Ayuntamiento la soportan todos los ciudadanos y que es el mejor reflejo del estado mortecino y de absoluta parálisis que presenta la capital jienense, como lo demuestran los siguientes indicadores socioeconómicos. La población de la capital decrece de manera persistente desde 2013, con poco más de 115.000 habitantes, un millar menos en tres años. Y eso que la proyección de población que tuvo en cuenta el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) era tan halagüeña que hasta se hablaba de la necesidad de construir 10.000 nuevas viviendas. Por otro lado, la capital jienense tenía a finales de septiembre 10.921 parados (6.333 de ellos mujeres), 4.500 más de los que tenía en 2007. En ese año, antes de la irrupción del último periodo de crisis económica, había registradas en la capital más de 8.000 empresas, un millar más de las que hay ahora.
Donde se más se nota ese impacto es en el sector de la construcción, donde el número de empresas se ha reducido a la mitad desde que estalló la burbuja inmobiliaria. Como consecuencia de ello, el número de transacciones de viviendas en la capital se redujo el pasado año a 627, frente a las 1.424 del año 2007. Finalmente, la pérdida de peso de la capital en el contexto provincial se revela también en la regresión del índice industrial, 30 puntos por debajo del que había en 2007 y detrás del que presentan otras comarcas como La Loma, Campiña o Sierra Sur, según los datos del cuadro de mandos integral del II Plan Estratégico de la provincia de Jaén.
Y el escenario actual no permite albergar demasiado optimismo colectivo para revertir el encefalograma plano de la ciudad. Si acaso, tal y como coinciden en señalar todos los grupos políticos y también una campaña de la federación vecinal OCO, la solución milagrosa pasa porque el Estado apruebe una importante quita de la deuda municipal, una losa insalvable. Es decir, empeñar el futuro del Ayuntamiento y de la ciudad a la condescendencia del Ministerio de Hacienda con Jaén. Mal asunto.
Préstamo
El PSOE se hizo eco ayer de la advertencia de la Tesorería Municipal de que el préstamo de 14,5 millones de euros que el PP lleva al Pleno del viernes compromete “seriamente” la capacidad del Ayuntamiento en 2017, ya que se firma con el aval de la recaudación del primer semestre del año del IBI y el Impuesto de Vehículos y deberá devolverse antes de julio, con abonos quincenales de hasta seis millones de euros, algo que comprometerá la capacidad inversora. Pese a ello, el edil de Hacienda, Manuel Bonilla, apeló ayer de nuevo a la responsabilidad de la oposición.
