Al margen de que veinticuatro horas después del incidente no haya existido un pronunciamiento por parte del Gobierno español, cuyo ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, mantiene un silencio vergonzante, cualquier explicación por parte de las autoridades gibraltareñas que no se traduzcan en una disculpa oficial por tan incomprensible comportamiento y la firme promesa de que esta ha sido la última vez que las autoridades de la colonia se van a interponer en la labor, por otra parte magnífica, que viene realizando la Benemérita, no debería ser aceptada.
Según hemos podido saber, asegura Landaluce, el Comisario de Gibraltar, que se desplazó hasta el lugar en el que permanecía retenida la embarcación de la Guardia Civil, llegó a amenazar a ésta señalando que estaban rodeados por embarcaciones gibraltareñas armadas y, por tanto, en disposición a actuar. Esto es una amenaza en toda regla e instamos a las autoridades británicas a hacer públicas las fotografías y videos que aseguran poseer para comprobar como se desarrollaron exactamente los hechos.
Por otra parte, dentro de la información recabada por el diputado popular, el comportamiento de las autoridades británicas respecto al patrón de la embarcación objeto de la persecución dejó mucho que desear, y fue éste el que pidió amparo a la Guardia Civil. Al margen de que pudiera tratarse de un presunto delincuente, es un ciudadano español y, por tanto, es responsabilidad y obligación de la Benemérita hacerse cargo de su custodia y, en su caso, darle traslado ante los tribunales españoles para ser juzgado, por haber sido interceptado en aguas españolas sin ningún género de dudas.
Por último, el diputado popular se ha referido a las declaraciones del ministro principal de la Roca en referencia a la posibilidad de que este nuevo incidente pudiera afectar al futuro de las negociaciones del Foro Tripartito de Diálogo. Caruana, como viene haciendo de manera habitual, va a seguir en su política de presión contra el Gobierno de España y, quizás, sea el momento en el que tengan que replantearse los términos en los que se convocan estos encuentros, que de poco o nada sirven para los intereses de nuestro país, y siguen siendo el mejor trampolín para Gibraltar y sus presiones soberanistas.