¿Recuerdan aquella frase que sustentaba la filosofía futbolística de Luis Aragonés: “y ganar, y ganar, y ganar”? Nos sirve como símil para presentar al empresario jerezano Chema González, salvo que en su caso bajo la máxima de “y emprender, y emprender, y emprender”. Lo ha tenido presente a lo largo de su aún corta pero intensa trayectoria, desde que a los 26 años decidió poner fin a su experiencia en banca de inversión en Londres para lanzar Alterkeys, una web de alojamientos turísticos que ponía en contacto a propietarios que alquilaban su hogar con viajeros y que llegó a operar en más de 40 países, a través de más de cien mil propietarios. Aquella aventura, a la que se incorporaron como inversores la familia Ortega y Juan Roig, culminó en 2015, cuatro años después, con la venta de su modelo a Room Mate.
Por contrato, González siguió vinculado al proyecto para llevar la fórmula a ciudades como Nueva York y Estambul, entre otras, y seguir creciendo, “pero al expirar el tiempo estipulado, yo lo que quería era emprender de nuevo, dar rienda al emprendedor que llevo en vena”, explica vía telefónica desde Ciudad de México, donde se encuentra actualmente expandiendo la que fue su siguiente apuesta: Alterhome.
“Nos dimos cuenta de que podíamos crear una nueva solución para ayudar a quien quiere alquilar su vivienda de forma más profesional y más rentable, dando una mejor experiencia al viajero, y estandarizamos el proceso”, expone. Corría el año 2017. “Tuvimos suerte, trabajamos mucho, pero también conocíamos el sector, y pronto empezamos a crecer; además, sin apoyo financiero externo”.
Para entonces, su nombre era ya una referencia en el sector, y en 2018 fue elegido presidente de la patronal Asotur (Asociación de Gestores de Viviendas de Uso Turístico en Madrid), y como vocal de Feditur (Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos), desde donde defiende una “regulación armoniosa para esta actividad en España, que permita la madurez del sector, la libre competencia, el rigor fiscal y la calidad de nuestros servicios. Tenemos muy claro que los viajeros prefieren, cada vez más, alojarse en hogares cuando están de viaje, por lo que tenemos que asegurarles dichos servicios bajo unas condiciones de seguridad, transparencia fiscal y calidad”, defendía tras su elección.
Y sin embargo, aquella trayectoria ascendente -Alterhome crecía a un ritmo del 300% al año- que les llevó a expandir su negocio a Egipto, Panamá y México, entre otros países, se encontró de pronto con un adversario inesperado: la pandemia. “Lo construido desapareció en poco tiempo. No teníamos apoyo externo y el estar pagando muchos costes sin ingresos nos mató”.
No obstante, aquello que se convirtió en “lo peor que nos pasó, ya que casi morimos”, también les dio la oportunidad de “volver a replantearnos el modelo de negocio. Sabíamos que este negocio tiene sentido, pero aprendiendo de los errores del pasado, por lo que decidimos empezar de nuevo desde cero, pero más fuertes. Hablamos con inversores y conseguimos 3 millones de dólares para reabrir el negocio”, aunque desde una nueva perspectiva: la búsqueda de socios en diferentes ciudades a los que ayudar a montar el negocio “a partir de un modelo que brinda una mejor experiencia al viajero y mejor rentabilidad al propietario”.
La fórmula tiene nombre: Vacation Rental Speedy System, y consiste en incentivar el negocio de alquiler vacacional. “Nos asociamos con él -debe pagar un canon de entre 15.000 y 25.000 euros, aunque garantizan una rápida generación de ingresos-, le ofrecemos nuestra formación, nuestra tecnología, nos preocupamos de dar rentabilidad a sus viviendas y le explicamos cómo hablar con propietarios de viviendas a cambio de un alquiler fijo mensual. Ni siquiera tiene que poseer una vivienda para participar. Él se ocupa de la parte operativa local y yo me encargo de mejorar la experiencia del viajero, y esa fórmula la podemos replicar en cualquier ciudad del mundo”. De hecho, tras España, ya cuentan con sede en México y Belice, con perspectivas de seguir creciendo en otros países.
El resultado hasta ahora, una facturación que ronda los 25 millones de euros. “Hemos llegado al momento en el que el mercado se ha unido a nuestra experiencia y nuestras ganas por crear algo grande”, resalta convencido del éxito de un modelo de negocio para el que han tenido muy presentes “los errores del pasado”, de manera que cada asociado recibe soluciones “a cada desafío sin pasar por las prueba error a las que nos enfrentamos nosotros”.
González no sólo defiende su modelo, sino el de la expansión de las VUT y los AT, ya que va en favor de la economía local, aunque admite que requiere un plan ordenado.
Del Cuco a fundar su primera startup
Chema González fue alumno del Cuco hasta los 18 años. Posteriormente hizo una doble licenciatura: Economía y Derecho. Dos años en Madrid, uno en Suecia y otro en Argentina. Al acabar los estudios dedicó un año entero a viajar por el mundo como mochilero. “Aquella experiencia me cambió la vida para siempre”, subraya. Fue a la vuelta de ese viaje cuando consiguió su primer empleo, casi “de rebote”, en banca de inversión en Londres, donde trabajó para el Santander y el Royal Bank of Scotland: era “el único español y el más joven. Trabajé junto a gente muy inteligente, adquirí disciplina de trabajo y gané mucho dinero, pero esa vida no me gustaba nada”, admite. Así que a sus 26 años, junto a su mejor amigo y su hermana Patricia, “desde el sofá de casa” montaron Alterkey.