No hay semana en la que el centro de formación profesional San Juan de Dios de la calle Hermano Adrián sea objeto de robos o intentos que rara vez se frustran. El resultado es que a estas alturas, poco más de tres meses después de su cierre definitivo el pasado 27 de septiembre, las dependencias están siendo desvalijadas a plena luz del día. Lo peor de todo, tal y como denuncian ex trabajadores de este centro, es que los delincuentes están acabando con las existencias no solo de cobre y todo el material susceptible de venta en el mercado negro, sino que están arrasando con el instrumental de los talleres que se impartían.
Según apuntan estos mismos ex empleados, se trata de una infraestructura de cierta envergadura y “valiosa” para las que ya hay tres institutos de Jerez, dos en la zona sur y uno en la zona norte, que se han puesto a la cola para aprovecharlas para sus ciclos de automoción, fontanería y electricista, por lo que no entienden la apatía de la Junta de Andalucía para meter mano a estas instalaciones y reforzar la vigilancia -ha llegado a estar sin alarma de seguridad siquiera- y trasladar a personal de Educación para comenzar a adecentarlo y, de paso, disuadir a los cacos de los robos, velando así por el material que se conserva en su interior. No hay que perder de vista que a la par que el centro de FPO echaba e el cierre, la Administración andaluza dejaba claro su compromiso de que el centro iba a pasar a manos de la Consejería de Educación -hasta ahora y aún en la actualidad sigue perteneciendo a la Consejería de Empleo- para su conversión en un instituto de FP para el próximo curso. Sin embargo, como denuncian los ex trabajadores del centro, han pasado más de tres meses y les consta que a estas alturas sigue sin haberse firmado el convenio con Educación para la reconversión de las dependencias en la rama agroalimentaria y del turismo.
El último intento de robo, hace unos días
El pasado jueves los vecinos alertaron a la Policía Local de que estaban robando en el centro tras entrar por una ventana. Los dos huyeron cuando llegaron los agentes.