Nació en Sevilla y desde entonces se crió en Jerez hasta que cumplió los 18 años y volvió a la capital hispalense a estudiar Fisioterapia, a lo que se dedica actualmente. Cuando a Maribel Pérez le preguntan, no sabe contestar si es sevillana o jerezana porque “me siento de los dos ciudades. Muchas veces me dicen la jerezana-sevillana o la sevillana-jerezana”.
Ahora, Maribel, que empezó haciendo atletismo en el Puma Chapín Jerez, se encuentra preparando el equipaje para viajar a Tokio con la delegación española para participar en sus primeros Juegos Olímpicos. Algo que para ella es “un sueño cumplido. Es algo que llevo buscando desde hace muchísimos años. Es el sueño de todo deportista cuando empieza. Es la cumbre. Ahora que lo he conseguido me lo voy creyendo pero hasta hace dos días no me lo creía. Quería verme allí. Es una satisfaccion y un orgullo. Una alegría muy grande”.
Dentro de unos días, los representantes españoles partirán hacia Tokio y una vez allí, con PCR en mano, “tenemos que entregar muestras de saliva durante cuatro días y test de antígenos. Luego nos harán pruebas cada cuatro días y no vamos a poder salir de la villa”.
Estar en unos Juegos Olímpicos es un premio para ella, aunque Maribel Pérez es ambiciosa y no quiere “estar allí y que me echen del tirón. No quiero una carrera y a casa. Llegaría muy feliz si estoy en mi mejor versión y hago marca personal en ronda, independientemente de si paso a semis o no. Si consigo hacer buena carrera y hacer marca allí puede que tenga un pie en la semifinales”.
Esta jerezana de adopción, que será la única representante española en los 100 metros lisos, tiene una marca personal de 11,29 segundos. “En las ultimas semifinales de Río la última clasificada pasó con 11,39. Las condiciones son diferentes y las de Brasil eran mejores, pero estoy en un buen estado de forma”.
“El nivel de la velocidad está subiendo mucho”, destaca Maribel. “Para los juegos de Río la mínima para ir era 11,36 y ahora ha sido de 11,15. Se podía entrar por mínimas o por ranking. Si no había 56 atletas con mínima se tiraba de ranking. Se van cogiento puntos por competiciones. Unas 30 atletas han entrado por mínimas y las otras 26 hemos llegado a través del ranking”.
La jerezana-sevillana vivirá una gran experiencia, algo que “hablaba con mi entrenador y mi familia, que el premio ya lo tengo. Es el trabajo de toda una vida. El objetivo ya lo he alcanzado que es lo que todo el mundo desea. Me quiero ir de allí feliz y que no me quede una mala sensación. Somos muy ambiciosos y quiero hacer una buena carrera. Puede que haya otros juegos pero esta es la primera. Es un regalo”.
Evidentemente, para llegar a disputar unos Juegos Olímpicos hace falta mucho trabajo detrás. La velocista recuerda que “no es una cosa de meses, es un trabajo de años. Tienes que ir con una progresión desde muy pequeña. Desde hace seis años trabajo para estos juegos. Tener una lesión no te permite venirte abajo. Yo me he llevado cuatro años con dos lesiones importantes. Hay malos campeonatos, malos días. Son muchas circunstancias y para llegar a correr 11,29 me he pegado cinco años de mi vida”.
Cinco años para terminar jugándoselo todo en apenas once segundos. “Desde que sales a pista y te preparas, te presentan, corres y terminas esos once segundos pasan a cámara lenta”, bromea Maribel. “El tiempo se detiene. Todo va muy despacio”.
Ella, además de toda la preparación que requiere su faceta deportiva, tiene que trabajar porque “desgraciadamente no se come del atletismo. Tengo que trabajar para poder vivir. Hasta este año no tenía beca y solo los ingresos de mi club. Perdí la beca con una lesión. Trabajo y vivo con mis padres. O trabajas o no comes. Llevo toda la vida trabajando y estoy en una clínica donde somos una familia y me han apoyado muchísimo durante todos estos años. Estos meses hablé con mis jefes y tenía una oportunidad bonita de lograr la clasificación. En abril, mayo, junio y julio paré de trabajar para dedicarme solo a mi preparación. No tiene nada que ver dedicarte 100% al deporte que compaginarlo con un trabajo”.
Empezó en nuestra ciudad, en el Puma Chapín Jerez, cuando tan solo tenía siete años. “Mi hermano mayor empezó a practicar atletismo y yo quise hacer lo mismo. Además, en mi familia hay tradición porque mi tío, que es mi entrenador, Luis Rodríguez, fue varias veces campeón de España e internacional. Íbamos a sus competiciones y siempre me picó el gusanillo”.