El director Óscar Aibar ha querido mostrar en su nueva película, 'El sustituto', cómo el régimen franquista permitió el retiro de antiguos nazis, situación que se prolongó hasta bien entrada la democracia, como en el momento que refleja este "thriller" policíaco, en la España del Mundial de fútbol de 1982 y de Naranjito.
Esta historia, presentada este lunes en la sección oficial a concurso del vigésimo cuarto Festival de Cine en Español de Málaga, se desarrolla en la costa levantina, donde estos exmilitares alemanes se refugiaron e invirtieron fundamentalmente en el negocio inmobiliario.
Aibar, que ha intervenido por videoconferencia al estar convaleciente de la covid, ha explicado en rueda de prensa que llegó al guion después de una investigación sobre la presencia de estos ciudadanos alemanes en el litoral y también sobre operaciones en esta zona del Mosad -el servicio secreto israelí- que habían sido abortadas por la Policía española.
Y decidió que todo ocurriera en 1982, "uno de los años más importantes de la historia de España, porque en octubre ganó las elecciones Felipe González" y se acercaba así el final efectivo de la dictadura, puesto que, aunque Franco había muerto siete años antes, "en el poder seguían estando altos dirigentes del franquismo".
En ese contexto, España hizo "un intento torpe de abrirse al mundo con el Mundial de fútbol" y existía "la sensación de que todo iba a cambiar y de que era un momento trascendental en la historia".
Aibar lamenta que, "cada dos o tres generaciones, la memoria se disuelve y se olvidan las masacres" y quería contar con esta película "que el auge del fascismo y del neofascismo ha ocurrido así, y parece que se ha olvidado todo".
El protagonista es un policía destinado a ese pueblo costero al que da vida en la pantalla Ricardo Gómez, quien sí ha podido asistir de forma presencial a Málaga y califica como "un viaje precioso" el proceso desde que leyó por primera vez el guion hace cinco años.
"Quería transmitir dónde estaba la herida de ese personaje, un policía que trabaja en Madrid en los años de ETA y la heroína y lo destinan a Denia, por lo que parece a priori que va a tener una vida más tranquila", ha explicado Gómez.
Al actor le interesaba "el hermetismo que muestra, porque está tapando una herida muy grande que viene de la infancia", y el personaje emprende "un viaje en el que descubre su empatía por el dolor ajeno y va empezando a sentir cosas que antes sentía, pero no sabía muy bien que le estaban pasando".
Otro de los protagonistas es interpretado por Pere Ponce, quien ha definido a su personaje como alguien "muy especial, dotado de una gran humanidad, que sufre y tiene dificultades para estar en un entorno muy conflictivo".
Ponce ha recordado que, en 1982, nueve de las trece jefaturas de Policías estaban dirigidas por antiguos responsables de la Brigada Político-Social, por lo que "el franquismo estaba muy presente todavía".
El trío protagonista se completa con el papel que encarna Vicky Luengo, que afrontó su personaje como el de una mujer "independiente, avanzada a su tiempo, para la que la prioridad era su trabajo", además de tener "distintos matices y capas", y le interesó la película porque es una "admiradora de las cosas no dichas, que solo se dejan entrever".