En Huelva ya se nota que estamos en campaña electoral -una pena que no se sienta igual durante todo el año- y nos sorprenden con este enfoque publicista -marquista que nos va pasando por delante a lo largo de todo el día como si de un producto concreto se tratara. Autobuses -que han tenido sus más y sus menos-, furgonetas, taxis, carteles, banderolas y algún que otro ciudadano con camiseta en la que muestran muy orgullosos los colores y siglas de sus partidos ‘prefe’, en la que invitan a votar. Para mí que se nos está yendo de las manos. Ir en estos días electorales por Huelva es como recorrer un enorme juego de Parchís con sus calles llenas de banderolas de colores, que se dividen en los 14 sectores que tiene designada la ciudad, eso sí, con sus costes correspondientes de los que hablaremos en otro momento.
De vez en cuando, te encuentras una especie de tenderete donde no se escatima en regalos publicitarios para convencer al ciudadano: gorras, tazas, bolígrafos, encendedores, abrelatas, imanes, lápices, libretas, etc., como si se tratara de una de esas tiendas chinas en medio de cualquier lugar de paso con el objetivo de captar la atención del voto dudoso. Por cierto, a mí no me ‘regalaron’ nada: “Sí no vas a votarnos, no te lleves ningún objeto”.
En estos juegos del ‘toma y dame’, los hay con más creatividad que otros y, desde los regalos más clásicos hasta los más novedosos, van repartiendo ilusiones por doquier, siempre con el folleto correspondiente en el que se puede ver y leer bien visible al candidato de turno que deben apoyar. Miles de objetos dentro de ese merchandising político que ya se puso de moda y que podría competir con cualquier marca de leche.
En estos temas la Huelva política sí está a nivel y adapta sus campañas, por muy humilde que sean, a las nuevas tendencias, para mí, en estos tiempos, cada vez menos efectivas. Estar a pie de calle, con las caras visibles de quienes desean gobernar la ciudad, tiene un enfoque más persuasivo y puedes encontrarte a los diferentes candidatos estrechando la mano en cualquier lugar de Huelva, fuera de sus zonas de confort. El 28 de mayo veremos la efectividad del esfuerzo, y más allá de los abanicos de turno, espero que Huelva se movilice y nos regale una mayor participación en las urnas, ese sí sería nuestro mayor regalo.