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Jueves 14/11/2024
 

Jerez

Denuncia a una profesora de una academia de inglés por “humillar” y “gritar” a su hija

La menor, de seis años, y con déficit de atención, comenzó a tener pesadillas y a hacerse pis en la cama por el trato recibido por esta trabajadora

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  • La Comisaría de Jerez -
  • Fue otra trabajadora de la academia la que avisó a la madre de la menor de lo ocurrido ante la negativa de la pequeña a ir a clase
  • La madre ha denunciado los hechos en Comisaría y ante la Junta y cuenta con el apoyo de la dirección

Aprender inglés “divirtiéndose” y “cantando”.  Con esa filosofía, Carmen no se lo pensó y apuntó a su hija de seis años a una academia de inglés de la zona sur para reforzar el nuevo idioma, coincidiendo con su nueva etapa en Primaria en el colegio. Con lo que no contaba era con que este aprendizaje iba a convertirse en una pesadilla para su pequeña por los "gritos" y el trato “vejatorio” y “humillante” que presuntamente recibió por parte de la profesora.

Según ha relatado a VIVA JEREZ, aportando copia de la denuncia presentada el pasado 27 de septiembre, ante la Comisaría de la Policía Nacional y ante la Oficina del Consumidor de la Junta de Andalucía, su hija tuvo su primera clase el pasado 19 de septiembre. Entró “muy ilusionada”, pero salió “desanimada”.  “Me contó que no le gustaba la clase”, explica. En casa confiaron en que se fuera adaptando a medida que se familiarizara con las sesiones dos veces a la semana. Pensaban que era cosa de ella y que había que darle tiempo.

 “Mi niña es nerviosa, tiene TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y con estos niños hace falta tener más paciencia, son niños con mucha imaginación que viven en su mundo de unicornio”, relata su progenitora. Unos días antes, cuando la matriculó, se lo explicó a la directora y dueña de la academia, quien no le dio mayor importancia. “Me dijo que no había ningún problema, que a día de hoy esto es bastante común entre los niños, y que en estas clases iban a aprender inglés cantando y pasándolo bien”.

El jueves siguiente -segundo día para su hija- Carmen tuvo la oportunidad de hablar con la profesora y le comentó personalmente este tema. Su reacción no le convenció demasiado, pero no quiso adelantarse. “Le comenté que suponía que lo había notado, pero que mi niña tenía diagnosticado déficit de atención, que yo ya se lo había explicado a la directora, que había que tener paciencia y que esperaba que fuera bien la clase. La noté prepotente; me dijo que ya lo había notado y que el primer día se levantó dos o tres veces de la clase”.

Solo llevaba dos clases y comenzaron los problemas. La niña empezó a hacerse pis de noche en la cama, lo cual no ocurría desde que tenía tres años, y a tener pesadillas. No quería ir más a la academia de inglés, pero no explicaba qué le ocurría. El martes volvió a las clases con su abuela paterna. "Iba desganada, precisa. A la salida, la recogió la pareja de su padre, pero cuando iban a marcharse la profesora le pidió que entrara, que tenían que hablar. “Le dijo que mi hija se había puesto a llorar y se negaba a copiar de la pizarra, y que a ver qué medidas tomaban”. 

Ya en casa, su madre le preguntó qué había sucedido, pero la menor solo decía que no quería ir más. Tenía la intuición de que algo no iba bien y temía que le estuviera metiendo demasiada presión. Al día siguiente, le confirmaron sus sospechas. Cuando llamó a la academia, la recepcionista le atendió y le avisó de que la directora se iba a poner en contacto con ella para pedirle perdón, pero no pudo esperar más: “A tu hija esa señora la está humillando delante de los niños, se pone a gritarle, la bloquea emocionalmente”, le llegó a decir. Su madre no daba crédito. "No pude aguantar más y tuve que entrar en la clase, porque escuchaba los gritos desde fuera", le explicó esta trabajadora, que ha corroborado este episodio en una queja formal presentada a la dirección en la que detalla lo ocurrido. “Pude presenciar como la profesora chillaba y presionaba a la menor para que hiciera la tarea, incluso ridiculizándola", aparece en el escrito. Ese mismo día denunciaron los hechos en Comisaría y en la Oficina del Consumidor. También han acudido al Defensor del Menor.

Por su parte, la profesora ha negado los hechos a la directora, que también se personó en la Comisaría para denunciar lo ocurrido, aunque finalmente no pudo formular la denuncia formal. “Le dijeron que el caso ya está abierto y que le llamarían para declarar", puntualiza Carmen. A la espera de que lo que ocurra en la investigación, lo que tiene claro es que no quiere que esta profesora “trabaje con más niños”. “Mira lo que ha pasado con este chiquillo, (señala por el caso del IES Elena García Armada), se pasan la vida aguantando palos las criaturas; si esta señora no sirve para ese trabajo, no debería estar ahí, pero es delegada sindical y al parecer no pueden echarla”, se lamenta.

Pese a que han sido dos semanas para olvidar, Carmen, que se siente culpable y está con problemas de ansiedad, se encuentra un poco más tranquila desde que el viernes mantuvo una reunión con la directora y su hija ha empezado a ir a otro centro que la misma academia tiene en la zona norte. “Mi hija le había cogido miedo, pero la llevé sin decirle nada. Y ahora está contenta, aunque el miedo y las pesadillas aún persistan. La directora le prometió que allí nadie le iba a gritar y así ha sido. Fue lo primero que le dijo al salir: “Mamá, aquí no me chillan”.

 

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