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La convivencia no se construye sólo con sanciones

El Foro Social no va a entrar en el juego de hacer alegaciones a ciertos artículos, cuando es la filosofía que subyace la que rechazamos

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Estaríamos de acuerdo con la ordenanza para fomentar y garantizar la convivencia, elaborada por el equipo de Gobierno de El Puerto de Santa María, si respondiera a lo que se recoge en su art. 5,3: “es un deber básico de convivencia ciudadana tratar con respeto, atención, consideración y solidaridad especiales a aquellas personas que, por sus circunstancias personales, sociales o de cualquier otra índole, más lo necesiten”.

De estas buenas intenciones podría esperarse que la ordenanza presentara un plan integral para erradicar la exclusión y la marginación, atajando las causas que las producen y poniendo así las bases de una sólida convivencia. Pero no, nuestros gobernantes no se han convertido en este inicio de año, sino que, fieles a su ideología de derechas, conciben la convivencia como la adecuación de las conductas de todos los ciudadanos a lo que ellos piensan y ordenan.

Para conseguirla, la principal herramienta que utilizan, como siempre, es “garrotazo y tente tieso”, con algunas inconcretas alusiones a posibles ayudas de los Servicios Sociales a los más débiles, siempre “que sea posible”, y ciertos trabajos a favor de la comunidad sin ninguna convicción.

Herederos convencidos de la pedagogía represora, “la letra con sangre entra”, no logran desprenderse de su ideología y situarse, aunque sólo sea por un momento, en la piel de los excluidos para intentar comprender las causas de su desgracia e intentar poner remedio a sus sufrimientos.

El Foro Social no va a entrar en el juego de hacer alegaciones a ciertos artículos, cuando es la filosofía que subyace a toda la ordenanza la que rechazamos en su conjunto.

Nada sobre la prevención de las conductas contra la convivencia y ninguna incidencia en sus causas. Se meten en un mismo saco situaciones tan distintas como el botellón y la prostitución, la venta ambulante y las acampadas, el destrozo del mobiliario urbano y el absentismo escolar… Al final, todo se reduce a un catálogo de conductas que se juzgan incívicas y las correspondientes sanciones. De tal forma que parece que el principal objetivo haya sido el hacer caja.

Por otro lado, nos preocupa que, bajo esta iniciativa promovida por varios ayuntamientos gobernados por el PP, se pretenda conseguir aumentar los votos en las próximas elecciones municipales, apoyándose en los sentimientos xenófobos, insolidarios y racistas presentes en gran parte de la opinión pública en estos tiempos de crisis.

En el Foro pensamos que los gobernantes no deben fomentar las actitudes egoístas y jalear los sentimientos más bajos de las personas, sino educar en la convivencia y en la tolerancia, creando las condiciones objetivas para que ésta sea posible. Ocultar o desplazar las situaciones de exclusión no termina con la marginación y, del mismo modo, el solamente reprimir y sancionar las conductas incívicas no asegura la convivencia, sino que la suele empeorar.

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