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Días de barrunto

La resiliencia

En un pueblo joven, con solo 36 años caminando por su cuenta, 730 familias, casi 3.500 personas, vivían hacinados en un rincón de la localidad

Publicado: 01/12/2024 ·
11:25
· Actualizado: 01/12/2024 · 11:51
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  • Chabolas del Zapal de Barbate
Autor

José Manuel Infante Gómez

Columnista mitad barbateño mitad madrileño. Redactor en web deportiva trescuatrotres.com

Días de barrunto

En palabras de su autor: "Intento decir lo que pienso pensando siempre lo que digo"

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Y  tú, ¿Dónde estabas hace 50 años? Los recuerdos, para mi generación, son bastante difusos, algo normal siendo un niño de segundo o tercero de E.G.B., más preocupado en aprender matemáticas que a estar pendiente de la historia.

Porque el 23 de noviembre de 1974 se estaba produciendo un hecho histórico en Barbate. Acabo de ver, por séptima u octava vez, el vídeo conmemorativo del 50 aniversario de la demolición de las chabolas del Zapal. Y cada vez admiro más a la gente que malvivió en esa zona, porque fueron unos supervivientes natos y serán, para siempre, los pilares fundamentales en el desarrollo de nuestro pueblo.

En la actualidad, existe una palabra que cada vez está más de moda y de la que la gente se apodera, aunque no todos conocen realmente su significado. Me refiero a la resiliencia.

En un pueblo joven, con solo 36 años caminando por su cuenta, 730 familias, casi 3.500 personas, vivían hacinados en un rincón de la localidad, cerca de la playa, sin las condiciones mínimas de salubridad. Entre arena y barro, los zapaleños superaban con gran esfuerzo los retos que la vida les iba planteando día a día. Sin luz ni agua, con un cubo para hacer sus necesidades y encendiendo una fogata en el exterior cada vez que había que cocinar algo, aquellas personas subsistían, con no pocas dificultades, esperando la llegada de un futuro mejor.

Poco a poco, los habitáculos (por llamarlos de alguna forma) se iban reforzando con planchas de metal o, en los mejores casos, con cemento y ladrillos. Lo importante era sobrevivir y se convirtieron en verdaderos catedráticos en esa asignatura. No en vano, se llegaron a producir hasta tres incendios en el poblado.

Durante mucho tiempo, la palabra zapaleño se pronunciaba en tono despectivo para dejar claro que se refería a una persona de clase inferior. Un ejemplo más de la ignorancia que ilustra a tanto maestro Liendre, que de todo sabe pero de nada entiende. En fin, como decía aquel filósofo: “Hay gente pa tó”.

Creo, por lo tanto, que ya va siendo hora de devolver al César lo que es del César y otorgarle al zapaleño la gloria que durante tanto tiempo se le ha negado.

Nunca es tarde, aunque haya tenido que pasar medio siglo para que se les reconozcan sus méritos.

En el diccionario, como sinónimas de valiente, se colocan varias palabras:

Valeroso, osado, audaz, atrevido, bravo, intrépido, animoso, denodado, resuelto, impávido, heroico, decidido o arrojado.

Lo justo sería que, a todos estos adjetivos, al menos en Barbate, se añadiera el de zapaleño.

De esa manera, quizá no se olvide lo que pasó hace ahora 50 años.

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