La comparsa barreña representa a una estatua metálica en una plaza cualquiera. Con un corte clásico y ajustado al tipo, son unos pacientes que ven desde las alturas a todos cuanto pasan a su alrededor.
Original pasodoble elogiando el cariño que dan esas mascotas, las que van a saludarte cuando entras en tu casa cada día. Comparativa del que nunca entendió el amor.
Con calma y paciencia recuerdan el drama del alcohol cuando se mezcla con los problemas diarios. Con fuerza y trágico rematan el pasodoble.
En el primer cuplé, los problemas para pagar el tipo lo arreglarían si fueran a un compro oro. En el segundo se acuerdan del día de corte de preliminar.
En el popurrí saca toda su versatilidad musical, concluyendo una actuación digna. La espera tuvo el premio del aplauso del público.