La primera etapa de montaña la utilizaron los principales favoritos para tantear sus fuerzas y ver quién era el que decidía tomar la responsabilidad de controlarla dadas las mínimas diferencias con las que llegaban los mejores.
Como si fuera la Escuadra de Vigilancia Aérea número 5 del Ejército del Aire que se asienta junto a los radares de la Sierra de Aitana, el Caisse D’Epargne fue el encargado de tomar la responsabilidad de marcar el paso para intentar evitar que alguien sin credencial se colase en la lucha por el jersey oro.
En esta primera jornada de alta montaña los seis que intentaron superar esa barrera de control, aunque de manera no premeditada, fueron Pieter Weening (Rabobank), David Moncoutie (Cofidis), Johnny Hoogerland (Vacansoleil), Sébastien Hinault (AG2R La Mondiale), Paul Voss (Milram) y William Bonnet (BBOX Bouyges Telecom).
Todos ellos buscaban simplemente la efímera gloria de ser los protagonistas de la escapada. Entre ellos el francés David Moncutie tuvo la victoria al alcance de la mano, pero vio como se la arrebata el italiano Damiano Cunego (Lampre NGC) cuando ya se encontraba dentro del último kilómetro.
Entre Alcira y el Alto de Aitana, de no haber mediado el trabajo del equipo negro y rojo, podía haber pasado algo peor. El sexteto podía haber alcanzado una ventaja de escándalo y dejar tocada la Vuelta’09. Así, al menos, se ha descubierto que, aunque todavía podían haberlo pasado peor, algunos tienen menos fuerzas de las que aparentaban, como el kazako Alexandre Vinokurov (Astana) o un Andy Schleck (Saxo Bank) que ni siquiera afrontó la subida a la mayoría de los ocho puertos del día y se bajó antes de la bicicleta.
Los directores de los equipos con aspiraciones al maillot oro le habían cedido al sexteto un inesperado papel para poder echar un pulso a sus rivales de volante. Hasta quince minutos de ventaja alcanzaron antes de que el Caisse D’Epargne de José Luis Jaimerena y Eusebio Unzue decidiera que debían ser ellos los que asumieran la responsabilidad.
Con lo que no contaban, tal vez pensando en que su pupilo Alejandro Valverde, señalado por todos como el gran favorito, podría alcanzar alguno de los tres puestos que dan bonificaciones era que antes que él llegasen Damiano Cunego (Lampre NGC), David Moncutie (Cofidis) y Robert Gesink (Rabobank). Así se encontraron con que los dos segundos que tenía a su favor el australiano Cadel Evans (Silence Lotto) de las siete jornadas anteriores le daban los galones para hacerse con el maillot oro.
En el Alto de Aitana nadie quiso descubrir sus cartas. Todos piensan que en sus manos tienen la carta ganadora y en el mazo todavía queda mucho juego por repartir. La coincidencia generalizada de que esta Vuelta “es la más dura de los últimos años” puede volverse en contra de más de uno en el caso de que no sepa sacar el mejor partido de ellas en el momento adecuado.
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