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Sábado 30/11/2024
 
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Luis Roldán tendrá la libertad el Día del Padre

Fue condenado a 31 años de prisión por cohecho, falsedad en documentación mercantil, malversación de caudales públicos, estafa y delito contra la Hacienda pública

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El ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán, condenado a 31 años de prisión por cohecho, falsedad en documento mercantil, malversación de caudales públicos, estafa y delito contra la Hacienda Pública, obtendrá la libertad definitiva el próximo viernes 19.

Así lo han informado fuentes penitenciarias, que han señalado que Roldán firmará ese día su liquidación de condena y no tendrá que volver a pernoctar en el Centro de Inserción Social (CIS) Las Trece Rosas, de Zaragoza, adonde ha acudido cada noche -exceptuando los permisos de los que ha disfrutado- desde que en 2005 le fuera concedido el segundo grado penitenciario.

El primer civil al frente del instituto armado vio truncada su carrera política a finales de 1993, cuando Diario 16 publicó varias informaciones sobre el incremento de su patrimonio, obtenido gracias a las comisiones cobradas por la adjudicación "a dedo" de obras en los cuarteles de la Guardia Civil, que le reportaron unos 1.700 millones de pesetas (más de diez millones de euros).

Roldán se dio a la fuga el 26 de abril de 1994 y permaneció desaparecido durante diez meses, hasta que fue detenido el 27 de febrero de 1995 en el aeropuerto de Bangkok (Tailandia).

A su llegada a España, ingresó en la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila), en un módulo especial donde estuvo aislado y custodiado por la Policía, para lo que Prisiones tuvo que pedir un permiso extraordinario al Congreso de los Diputados, ya que la Ley Penitenciaria prohíbe la presencia de fuerza pública armada en el interior de los centros, salvo en caso de disturbios.

El 26 de febrero de 1998, la Audiencia Provincial de Madrid le condenó a 28 años de prisión, pena que el Tribunal Supremo aumentó a 31 años en una sentencia notificada el 21 de diciembre de 1999.

Para entonces, además, Roldán había sido también condenado por el llamado "caso Urralburu" por la Audiencia de Navarra, que el 7 de septiembre de 1998 le impuso una pena de tres años de cárcel.

Durante su estancia en la prisión abulense, Roldán presentó varios recursos, solicitó la refundición de sus condenas -que quedaron establecidas en 20 años- y pidió que se le aplicara el Código Penal de 1995 -él había sido condenado por el de 1973-, ya que el nuevo texto establecía penas más leves para los delitos de los que se le consideró culpable.

Así, en 2000 comenzó a aplicársele el nuevo Código Penal, pero hasta entonces siguió beneficiándose de las redenciones por estudios y otras actividades previstas en el antiguo, por lo que los cinco años que había pasado en prisión hasta esa fecha computaron como diez.

Entre el año 2000 y la actualidad no ha redimido un solo día, pero sí comenzó a disfrutar de permisos, concedidos siempre por las Audiencias Provinciales -primero la de Ávila y luego la de Madrid- después de que tanto la prisión como el juez de vigilancia penitenciaria se los denegaran.

La Justicia también rechazó concederle el tercer grado penitenciario, ya que una ley aprobada en 2003 prohíbe que lo disfruten los condenados por delitos económicos que no hayan satisfecho la responsabilidad civil, y Roldán no ha devuelto el dinero que obtuvo ilícitamente ni ha pagado la multa de más de nueve millones de euros que también se le impuso.

Sin embargo, el 15 de abril de 2005, y en atención a su buena conducta y a los informes médicos que aconsejaban su integración en una actividad laboral, la Audiencia madrileña le concedió el segundo grado con la aplicación del artículo 100.2 del Reglamento General Penitenciario, que permite adoptar "un modelo de ejecución en el que puedan combinarse aspectos característicos" de cada grado.

Así, Roldán fue trasladado hace cinco años a su ciudad natal, Zaragoza, donde durante el día trabajaba en una agencia de seguros y por la noche dormía en el CIS Las Trece Rosas, adonde el próximo día 19 acudirá por última vez para cumplir el trámite de firmar la liquidación de condena y convertirse en un hombre libre.

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