También dice: “Cádiz fue desde el siglo XVIII la ciudad española de la gracia, la razón y la medida”.
Pero aún hay algo que nos pueda sorprender más si cabe pero que invoca el que nada es azar. Por qué la Asamblea de diputados doceañistas se reúne en un lugar sacro como es la iglesia de San Felipe Neri. Te imaginas a políticos actuales –da igual el color, más raro en el encarnado- se reúnan en una iglesia para hacer leyes civiles. La respuesta podemos deducirla de lo que nos dice Ramón Solís: “la afirmación, tan repetida, de que los diputados fueron poco menos que jacobinos e irreligiosos, es uno de tantos dislates que sobre este tema se han dicho y escrito (…) Estos hombres inician su labor con una Misa del Espíritu Santo, juran defender las verdades de la Religión ante el Obispo de Orense y sus reuniones están presididas por un crucifijo (…) Se dice diariamente misa en el mismo palacio de las Cortes, misa que oyen con devoción casi todos los miembros de la Asamblea”.
Tanto los diputados absolutistas también llamados serviles, como los liberales (entre los que había numerosos sacerdotes y obispos) eran católicos convencidos. Los liberales propusieron como patrona de las Cortes a Santa Teresa de Jesús, mientras que los absolutistas propusieron a Santiago el apóstol mayor.
No es de extrañar que sea el templo de San Felipe Neri quien albergara la legislación de la era moderna porque como se puede leer en el artículo 12 “la religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera”.
Entiendo, comprendo que esto ponga de los nervios a más de uno. Pero no me estoy inventando nada. Son los hechos a los que libremente debemos adherirnos. No se puede ser de la Pepa sin mirar la verdad. Y la verdad nos hace más libres.