En la última edición de los Cuadernos de pensamiento político de FAES, el catedrático de Derecho Político Manuel Ramírez publica un artículo en el que afirma que el régimen autoritario de Franco no fue “un conjunto estático”, sin cambios ni variaciones, sino que en su análisis se pueden distinguir hasta tres etapas unidas por el nexo común de la “fidelidad política” al entonces jefe del Estado. El artículo, titulado Hace setenta años.
El régimen político y su mentalidad y publicado con motivo del setenta aniversario del final de la Guerra Civil, Ramírez defiende que el franquismo no tuvo una base ideológica, sino aportaciones de muy distintas fuentes, a veces “recortadas” y a veces “estimadas” según las circunstancias.
Así, recalca que en esta etapa de la historia de España no hubo una “ideología fuerte llena de verdades absolutas y que impregnara en la sociedad” –como sí ocurrió en la Alemania de Hitler o la Italia de Mussolini– y añade que, precisamente, fue esta ausencia de ideología la que facilitó la caída del régimen franquista, una vez desaparecido su creador.
La primera etapa que distingue el autor de los cuarenta años de dictadura y que denomina El paso inicial por una influencia totalitaria, va del final de la Guerra Civil a 1945 cuando Franco “recurre” a La Falange pero sin adoptar el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera, “en su totalidad”.
“El franquismo católico-empírico” es la frase con la que Ramírez centra la segunda etapa de los cuarenta años de régimen franquista, los que van del final de la Segunda Guerra Mundial (1945) a 1960, aproximadamente.
Franco crea en estos años la llamada democracia orgánica basada –en lugar de en los partidos políticos– en las llamadas instituciones “naturales”: familia, municipio y sindicato.