Granado dijo a EFE que “ambicionaba construir algo más universal y equidistante de nuestras mezquinas posiciones enfrentadas, contar algo sobre la condición humana”.
De ahí que al autor le haya salido “una novela innominada, sin que la fecha del 36, ni el nombre de Sevilla, ni aun el de Queipo salgan a relucir una sola vez” en estas páginas, si bien “las referencias son elocuentes”.
El novelista aclaró que “Queipo y sus hechos son sólo motivo de inspiración, como supongo que lo tendrían personajes inmortales como el Tirano Banderas de Valle (Inclán), el 'Patriarca' de García Márquez o el Supremo de Roa Bastos”, si bien matizó con humor que Queipo resulta “algo más sandunguero y 'comunicador'” que esos personajes literarios.
Concibió la obra “cuando empezaba la polémica sobre la memoria histórica”.