Murakami, conocido como uno de los artistas contemporáneos más provocativos y activos de la época, reúne numerosas litografías en las que fusiona las técnicas de la pintura tradicional japonesa, aprendidas durante su periodo universitario, con modernos estilos gráficos, técnicas de ilustración actuales y otras influencias de la cultura pop occidental reflejadas en las historietas manga y en los dibujos animados japoneses.
Estas obras, que destacan por su colorido y vistosidad, se exhiben bajo la técnica superflat, que se refiere a que el espacio pictórico es literalmente plano (flat) ya que puede leerse de igual forma desde diferentes puntos de vista, sin que exista ninguna jerarquía entre los elementos que lo conforman. Su estilo le hace peculiar, su carácter desinhibido, provocador y desenfadado.