La cinta fue presentada a la prensa este miércoles en el que fuera uno de los escenarios de aquella tarde-noche de 1983: el Hotel Palace de Madrid, que hizo las veces de cuartel general para frenar el golpe de Estado que se inició al otro lado de la calle, en el Congreso de los Diputados.
Chema de la Peña –realizador de atípica trayectoria con títulos sensibles como Sud express y gamberros como Isi/Disi: Amor a lo bestia – asumió desde el principio el reto de “atrapar al público más allá de unos hechos que conoce todo el mundo. Es decir, atrapar a través de los personajes”.
Y así empezó a abordar ese 23 de febrero de 1983 como “una película de género, un “thriller político apasionante” entreverado con brillos de obras como, “salvando las distancias”, Julio César, apunta el director.
“También éramos conscientes de que para muchos tuvo un componente de opereta de Valle-Inclán, con elementos como el ‘¡se sienten, coño!’, pero optamos por la vía de Shakesperare”, ha afirmado De la Peña.
Entre los grandes descubrimientos del filme está la mímesis de Paco Tous con Antonio Tejero.
Más allá del tristemente célebre “quieto todo el mundo” –con el que Juan Diego abrió cómicamente la rueda de prensa–, el actor de Los hombres de Paco buscó “huecos a los que agarrarse” para dar dimensión humana para este antagonista de la historia de España.
“Siempre ha sido tratado como un monigote, un títere o un espantapájaros. Pero era un hombre que tenía sus motivos, él pensaba así”, ha explicado Tous, que logra, si no la justificación, cierta empatía con este personaje que practica su terrible coherencia hasta las últimas consecuencias.
Por su parte, Juan Diego –quien ya se metió en la piel de Francisco Franco en Dragón Rapide– interpreta al general Alfonso Armada, alma en la sombra del 23-F, con “esas medias verdades, esa efectividad hábil” de un Ricardo III.
“Todo el mundo habla de él y él está como de perfil”, ha explicado el actor, que afronta el personaje más sibilino de esta trama, en la que las referencias al bardo inglés se completan con un Adolfo Suárez que es “como un Lear o como un Hamlet”, según quien lo encarna, Ginés García Millán, mientras que Fernando Cayo encarna al rey Juan Carlos I por tercera vez en su carrera.
Pero tanta referencia dramática y con una clara vocación de dirigirse a las nuevas generaciones -”que piensan que la democracia es algo que ha caído del cielo y las libertades en España están ahí de manera natural”, según De la Peña- no quitan para que detrás de “23-F” haya habido una intensa labor de documentación.
Joaquín Andújar, el guionista del filme, “leyó todo lo escrito y vio y escuchó todo lo grabado sobre el 23-F”, ha explicado el productor de la cinta, Ignacio Salazar Simpson, orgulloso de haber podido rodar en algunos de los escenarios reales, como el propio hemiciclo.
Y en su fidedigna y casi oficialista radiografía de esas horas en las que los fantasmas de la dictadura volvieron a cernirse sobre la joven democracia española, De la Peña asume que deja en los márgenes muchas historias que contar.
“Tuvimos que ceñirnos a algo y elegimos la trama nuclear: la trama militar y política, pero nos quedamos con ganas de contar más sobre la vida de los civiles. Pero eso es lo maravilloso del 23-F, que allá donde mires hay una película”, ha concluido.