En una entrevista con EFE, la escritora, que vive en Tarragona desde el año 2002, ha comentado que en esta ocasión ha dado "rienda suelta a su imaginación" y ha construido un artefacto literario totalmente ficticio en el que refleja las pasiones humanas.
"Como 'Las horas del alma' me limitó tanto la parte mágica de la escritura, porque debía ajustarme a un tiempo histórico, aquí me dejé llevar por la imaginación y he sacado a la superficie todo lo que estaba en lo más ignoto de mi, hasta el punto de que no soy la que escribo, son los fantasmas que están en un lugar del subconsciente los que me dictan las palabras al oído", precisa.
La autora de La Habana, en esta novela que inaugura la colección Grijalbo Narrativa, ubica su relato en una ficticia Villa Veneno, en el siglo pasado, con muchos personajes, aunque, de entre ellos, sobresale Lucifer, un joven con un destino marcado por la tragedia.
Amores irrefrenables, pasiones prohibidas, mentiras y sentimientos de culpa son algunos de los ingredientes que aderezan el texto.
Para la novelista, lo que ocurre en la obra es universal y puede ser entendido por cualquier lector de cualquier lugar del mundo. "Pequeño pueblo, infierno grande", dice Ana Cabrera Vivanco y agrega que "como lenguas desatadas, las mentiras pueden marcar el destino de un ser humano, haciéndolo irrevocable".
A pesar de que todo lo que cuenta es "pura fantasía", admite que a la hora de trazar el personaje de Lucifer, con sus ataques y convulsiones, tuvo en cuenta las teorías del psiquiatra alemán Ivan Bloch, especialmente en lo relativo a la cuestión del fetichismo.
Asimismo, ha contado con el asesoramiento de un amigo, médico forense, para poder relatar negro sobre blanco un atroz crimen que comete una de sus criaturas de papel.
Amante del cine y de las películas, reconoce Cabrera Vivanco que le gusta que sus obras sean visuales y que el lector pueda "ver y oler" todo lo que cuenta, de manera que, como ya ocurría en su anterior novela, juega con las metáforas.
"Sería incapaz -indica- de crear una novela seca, quiero que las orquídeas huelan y que los paisajes que describo se puedan pisar".
Otra de sus preocupaciones a la hora de afrontar el proceso creativo, es que sus textos tengan ritmo. "Me escucho cuando leo lo que he escrito y si no le encuentro una música a las palabras vuelvo a reescribir hasta que haya musicalidad y poesía, aunque el proceso sea agotador".
Luego, subraya, ya vendrá el contacto con los lectores y el estímulo que dice recibir de ellos a diario, especialmente gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación.
Preguntada sobre si está pensando en un nuevo título, asegura que tiene previsto terminar otra novela dentro de un par de años, con un personaje catalán que emigrará a Cuba debido a la dictadura de Primo de Rivera.
Nacida en 1950, Ana Cabrera Vivanco, trabajó en el diario "Juventud Rebelde" tras licenciarse en periodismo en la Universidad de La Habana, y es autora del ensayo "La voz del silencio", una biografía novelada de Dulce María Loynaz, quien fuera presidenta de la Academia Cubana de la Lengua, miembro de la Real Academia Española y Premio Cervantes en 1992.