La vigésimo octava edición de la Marcha a Rota no ha sido hoy una manifestación más. Este año, la tradicional concentración pacifista en contra de la presencia de la Base Naval en la localidad ha estado marcada por los enfrentamientos verbales que tuvieron lugar al inicio y al final de la misma. El primero de ellos estuvo protagonizado por unos sesenta ex trabajadores de Delphi que, antes de comenzar la manifestación, increparon a la directiva autonómica de Izquierda Unida por su actuación en el conflicto laboral que mantienen con su empresa
Voces discordantes que han marcado el arranque de una manifestación que planeaba partir a las doce de la mañana de las inmediaciones del cementerio municipal encabezada por el coordinador general de IULV-CA, Antonio Maíllo,el eurodiputado Willy Meyer, el coordinador provincial de IU en Cádiz, Manuel Cárdenas, y el parlamentario andaluz Ignacio García. Este parlamentario fue el centro de las críticas del grupo de ex trabajadores de Delphi. “¡Ignacio traidor!”, increpaba el colectivo a García, quien permaneció inmutable y sin responder a los ex empleados que llegaron a encararse con el político, provocando unos instantes de tensión.
Calmados los ánimos, y una vez que el portavoz de los ex empleados de Delphi, Miguel Paramio, aclaró a los medios de comunicación que sus protestas iban dirigidas contra la directiva de Izquierda Unida a nivel autonómico, “sin ninguna intención de boicotear la XXVIII Marcha a Rota”, dio comienzo la manifestación bajo el lema ‘Gastos militares para escuelas y hospitales'.
La marcha avanzó de manera pacífica mientras los distintos colectivos participantes coreaban lemas como ‘Yankees go home’, ’Menos servidumbre militar, más alternativa laboral’, ‘Andalucía en pie de paz’, e incluso ‘Escuela pública de todos, para todos’, así como el archiconocido ‘OTAN no, bases fuera".
Fue la llegada a la rotonda ‘Villa de Rota’, desde la que se accede a la localidad, cuando la manifestación alcanzó su mayor índice de participación. Así, según fuentes de la Policía Local, la marcha llegó, en este punto de su recorrido, a rebasar la barrera de las 600 personas, mientras que en el resto del mismo no superó el medio millar.
Tras más de una hora de marcha pacífica, los manifestantes alcanzaban las inmediaciones de la Base Naval mientras entonaban ‘La Internacional’. Allí, en una zona acotada para ello, los grupos organizadores de la XXVIII Marcha a Rota daban paso a la lectura de un manifiesto conjunto en el que se defendió la desmilitarización de Andalucía y todos los pueblos del Mediterráneo y se criticó que el Gobierno Central destine “2.660 millones de euros para Programas Especiales de Armamento”, cuando esa cifra “la necesitábamos para escuelas, hospitales, empleo y prestaciones sociales”.
Acto seguido, representantes de los grupos organizadores de la manifestación se desplazaron hasta la puerta de la Base Naval de Rota para hacer entrega y explicar este manifiesto a la autoridad militar pertinente, instalada en el control de acceso. Un cabo que no atendió a las explicaciones del colectivo, lo que provocó la indignación de Cristóbal Orellana, portavoz de la Plataforma Andaluza Antimilitarista, que calificó de “vergonzosa” la actitud del militar. “Volveremos el año que viene”, espetó Orellana.
Mientras tenía lugar el acto simbólico de entrega del manifiesto pacifista, se producía una situación insólita: un treintena de roteños, ubicados también junto a la Base Naval y frente a los participantes de la XXVIII Marcha a Rota, se manifestaban a favor de la existencia de esta instalación militar en la localidad. Así, bajo el lema ‘Base sí: nuestro pan de cada día’, estos manifestantes defendían la importancia de este recinto militar en Rota como generador de empleo, lo que provocó un intenso cruce de palabras e improperios entre este bando pro-base y los integrantes de la marcha pacifista, en contra de ella. “Nosotros también volveremos el año que viene y seremos muchos más”, concluyeron desde este colectivo recién nacido de roteños que desean que se respete a una Base Naval que consideran “la principal industria de Rota”.