Las imágenes son sólo un ejemplo de lo que va quedando de la que un día dio en llamarse Ciudad del Deporte. Hay otros muchos malos ejemplos a todo lo largo y ancho de la ciudad sin que los responsables de la situación decidan invertir en hacerse una foto, ahora que dentro de un año toca pasar de nuevo por taquilla.
Los aparatos son los mismos que se pusieron hace una decena de años a pesar de que muchos de ellos pueden causar daños musculares al no estar compensados y sus sistema de amortiguación obsoletos, cuando no ausentes.
Otros lucen las huellas de la barbarie, de los que no tienen otra cosa que hacer que romper el mobiliario urbano, aunque muchos de ellos se han roto simplemente por su uso y sobre todo por la falta de mantenimiento.
Como decimos, es sólo un ejemplo. La Ciudad del Deporte lo es porque la gente se ha tomado el deporte en serio y porque el colesterol hace que se aprovecha lo mínimo que se pone. O mejor dicho, lo mínimo que se puso hace diez años.
Del carril bici mejor no hablar. Y de los cientos de miles de euros que se gastaron con el Plan E en un mamarracho además altamente peligroso, nada su supo. Porque los políticos sólo tienen responsabilidades subsidiarias son subordinados los que hacen mal las cosas. La mala gestión sólo se castiga en las urnas. Y no siempre.