Ha conseguido el primer objetivo dentro del mundo de la competición, ser campeón de España de Culturismo. Algo que no se consigue de la noche a la mañana sino con una férrea disciplina desde que se decide a competir hasta que se consiguen, si se consiguen, los premios. Y luego, seguir en lo mismo porque es algo que pocas veces se deja.
Manuel Alejandro Cabaña Álvarez habló un día con su compañera y con su hijo y les dijo lo que quería. Ello implicaba un sacrificio para él, pero también para su familia porque una vez que se entra en ese mundo, el poco tiempo que queda se dedica a la vocación y es como si toda la familia estuviera haciendo lo mismo. Poco más o menos.
Ejercicios diarios, régimen de comidas estrictos, aporte vitamínico extra porque el cuerpo pide más que lo que la comida provee y concentración tanto en el trabajo para desarrollar primero la masa muscular y luego para perfilarla como para el descanso, porque también es importante descansar.
Lo de la disciplina lo tiene aprendido. Manuel Alejandro Cabaña es infante de Marina desde hace 16 años, ha estado en nueve misiones internacionales y ya se sabe de qué madera están hechos –porque aunque luego los pulan, la madera la tienen que llevar de fábrica- los infantes.
Lo de la familia puede ser lo más doloroso para la familia, porque como él dice, está haciendo lo que le gusta y sarna con gusto no pica. Llegó a la sede de Información con una botella de agua con minerales para reponerse y las comidas cada dos horas o dos horas y media son su reloj vital.
Trabajo y deporte
El trabajo es el trabajo, obviamente y su trabajo por la mañana en el Tercio de Armada de San Fernando no interfiere, pero los horarios de comidas los cumple porque se tardan cuatro o cinco minutos en seguir la dieta que tiene marcada.
Manuel Cabaña habla sin tapujo de eso que dicen que existe en el mundillo del culturismo y que existe de verdad. Pero lo achaca a una minoría al igual que ocurre en cualquier otro deporte.
Eso sí advirtiendo que se está jugando literalmente la vida y de hecho, de unos años para atrás era preocupante la tasa de fallecimientos de culturistas con edades todavía tempranas, entre 50 y 60 años.
Los controles en las competiciones, pues, son la mejor forma de evitar males mayores porque el que se decide a competir sabe que estará vigilado y si realmente quiere llegar a algo, lo mejor es la comida sana, el ejercicio sano, el aporte vitamínico extra…
¿Qué les ocurre a los culturistas cuando llegan a los setenta u ochenta años, cuando ya no pueden hacer ejercicio? Manuel Cabaña dice que a esa edad todo el mundo tiene la piel rugosa, sea o no culturista, pero el culturista no tiene por qué dejar de serlo una vez que deja de competir. “Ahí está Arnold Schwarzenegger que tiene casi ochenta años”, pone como ejemplo al actor y ex gobernador de California, Estados Unidos, donde cualquiera puede ser presidente. Como en España.
¿A dónde quiere llegar Manuel Cabaña? Hasta donde dé de sí, dice, con la firme intención de seguir compitiendo en una disciplina de la que raramente se puede vivir. Antes bien, cuesta dinero aunque se consigue algún exponsor, como es su caso, que le facilita el aporte vitamínico extra.
Nueve misiones internacionales a la espalda
En realidad se lo puede permitir. Es infante de Marina con 16 años de carrera y es entrenador personal, lo que supone un sobresueldo. Y por ser culturista no deja de ser infante y viceversa. En sus nueve misiones internacionales ha estado en Bosnia, principalmente, en Trebinje, donde el contingente español más años desplegado fuera de España tenía su cuartel general y desde donde vio los estragos de la guerra, esos que terminan mucho después que los bombardeos. Se ve la miseria, el miedo… y la esperanza, porque los españoles dejaron allí un recuerdo entrañable proporcionando a la población civil infraestructuras, colegios, medicinas…
Líbano fue otra cosa. Allí la situación era peor “y sigue siendo peor”. Es un lugar que en está en medio de todo, en el centro de todas las guerras. Allí se encargaban de vigilar el paso de armas a Hamas. Iban en misión de paz, pero ya se sabe. Ir en misión de paz a una guerra es ir a una guerra.
Como entrenador personal trata de trasladar a sus pupilos ese concepto de la disciplina, el cuidado en cada una de las etapas del culturismo, la responsabilidad… Muchos son adolescentes y jóvenes acomplejados por no tener un buen físico, con las hormonas en pie de guerra, más peligrosos que un islamista con un Kalasnikov. Bueno, no tanto.
La vida de Manuel Cabaña, Manuel Alejandro Cabaña Alvarez, se ha transformado, pero ha recibido su primer premio, el campeonato de España. Un metro sesenta y tres centímetros de estatura. Le preguntamos cómo pudo entrar en la Infantería de Marina. Si se suman a esos a63 centímetros los que tiene de hombro a hombro, mide más que Pau Gasol.