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Jueves 07/11/2024
 

San Fernando

El hombre que quería ser torero y acabó pintando de naranja el cielo

'Naranja y botella, biografía de Ángel Torres Aléu', ha hecho que Adelaida Bordés se adentre en un género que deja de serlo para pintar mejor al personaje.

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Naranja y botella ya es el nombre de un libro pero el libro debe su nombre a un cuadro. Del cuadro ha salido una biografía, la de Ángel Torres Aléu, que además de artista pintor ha sabido elegir a quien mejor puede definir la personalidad de un artista.

O mejor dicho, cualquier personalidad, aunque en este caso sea artista y haya tenido la suerte de convivir muchos años con él en el seno de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes. Que no le hubiera hecho falta, pero se agradece.

Naranja y botella, más por el color que por el envase,tiene como nombre completo Naranja y botella, biografía de Ángel Torres Aléu, pintor que ha vivido de la pintura -que se dice pronto-, que quería ser torero y ya era pinturero cuando joven “y lo sigue siendo” -dijo el presentador del libro, José Carlos Fernández Moreno- y además, “presumido. Y lo sigue siendo”. José Carlos dixit.

Adelaida Bordés Benítez, que es “novelista de raza”, se adentra en la biografía pero no lo hace disparando datos sino disparando historias, matices, situaciones, pinceladas (algo se le tenía que pegar después de tantas horas de conversaciones con Torres Aléu), proyecciones...

Y así da forma al personaje que Juan Antonio Lobato -también artista pintor- calificó como un artista y un pintor, juntos y por separado, en lo que era un panegírico más que una crítica del artista admirado, amén del amigo.

Dijo Torres Aléu, que tambien habló, que está a disposición de todos los que quieran aprender de él, si quieren. Y la alcaldesa, Patricia Cavada, que la biografía de Torres Aléu estuvo sobre su mesa desde que llegó a la Alcaldía.

El servicio de publicaciones de la Diputación ha hecho realidad el deseo del pintor y la ilusión de la escritora. Y el presidente de la Real Academia de San Romualdo, Enrique de Benito, se congratuló de que todo lo que estaba ocurriendo sirviera para homenajear a un artista, a un académico y a un amigo.

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