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Lunes 25/11/2024
 

San Fernando

¿De dónde van a sacar tantos camareros y tan ingente clientela?

La última operación para mejorar el aspecto de la ciudad en la zona sur terminó con un pretendido apantallamiento de las viviendas de Buen Pastor.

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A los ciudadanos de San Fernando les toca oír hablar de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (Edusi) durante al menos tres años visto como van las cosas.

Y posiblemente muchos de los proyectos que se anuncian y se anunciarán insistentemente -con notable incremento en la época electoral ya en marcha- se volverán a vender como grandes y futuros cambios socioeconómicos y urbanísticos en las elecciones de 2023.

Es lógico porque no se trata del proyecto de un equipamiento sino de una transformación urbana que en el caso de San Fernando -ya lo está haciendo- es sumamente farragosa en su tramitación ante la cantidad de Administraciones que intervienen.

Pero como quiera que durante los próximos años tales proyectos no van a pasar de las infografías y la repetición sistemática de sus futuras virtudes de todo tipo, bueno analizar cómo se han hecho las cosas de ese tipo en San Fernando en tiempos pasados.

Evidentemente no son los mismos -casi- gobernantes de aquella época y bueno es pensar que se aprende de los errores. O es lo que se espera.

Aun así no está de más recordar el comienzo y el fin del último gran intento de cambiar la fisonomía de la zona sur de la ciudad, la línea marcada por la Ronda del Estero hasta Gallineras, entonces ya y desde mucho tiempo atrás, una de las potencialidades de la ciudad.

Sin entrar en muchas fechas y datos que enmarañen el relato, a primeros de este siglo se daba por más que amortizado el deficitario Plan General de Ordenación Urbana de 1992 y sólo se trabajaba en el único sector que no se había desarrollado, Sector 1 Casería Norte.

Mientras que allí se levantaban proyectos que iban a cambiar el devenir de la ciudad, como el Parque de la Historia y se pensaba incluso en trasladar el cementerio a unos terrenos anexos a la Carraca, el nuevo PGOU entonces en elaboración se fijaba en la zona sur de la ciudad.

El Gobierno municipal de la época trabajaba con dos motivaciones que se complementaban entre sí. Una, desarrollar urbanísticamente la zona y la otra, derribar las casas que se construyeron a mediados del siglo XX a la buena de Dios y crear allí un complejo de viviendas acordes a los tiempos.

La otra motivación -que no se olvidó pero se mantiene- era eliminar los callejones de la calle Buen Pastor hasta Gallineras, que suponían un peligro en caso de catástrofes ante la imposibilidad de que pudieran actuar los equipos de emergencias.

Tres soluciones

El Avance del PGOU -que es el que está actualmente en vigor aunque con mutilaciones para contentar a todos los grupos políticos- proponía tres soluciones diferentes para llevar la operación a buen término.

La primera era dejar a los vecinos en manos de los especuladores, que tenían que reunir una serie de unidades de ejecución comprando viviendas para construir bloques. Todo ello en los tiempos en los que los asustaviejas eran mucho más que un eufemismo.

La segunda opción era crear una sociedad mixta, auspiciada por la Administración y en el caso de San Fernando, por la Empresa del Suelo Isleña SA (Esisa) -que entonces sí construía viviendas- además de la Junta de Andalucía. Servirían de salvaguarda de los intereses de los vecinos ante los señores del ladrillo.

La tercera era ya para salir del paso, una especie de puerta trasera en el caso de que la primera no funcionara y la segunda no contara -que no contaba- con voluntad política para desarrollarla.

Se trata de apantallar toda la zona con bloques de pisos desde la Ronda del Estero hasta unos metros antes de las viviendas de Buen Pastor. Unos metros para  construir una calle de tránsito y permitir la actividad de los garajes o simplemente las puertas traseras de las viviendas.

Obviamente, los vecinos que había vivido en sus casas toda la vida, muchos personas de edad avanzada, no sólo no querían salir de sus casas, sino que tampoco estaban por la labor de cambiar una viviendas de equis metros por una de 90 metros cuadrados y lo mismo les tocaba en el último piso. La vivienda de equis metros, evidentemente, son más grandes que las de 90 metros cuadrados.

En medio de todo aquello -siempre velando por los intereses de los vecinos- estaban los partidos de la oposición, que se ponían del lado de sus potenciales votantes proponiendo, incluso, la creación en toda la zona de un poblado marinero que sirviera como reclamo turístico (no es coña).

Sin sorpresas

El Gobierno municipal de la época -todo lo que sean los primeros años de este siglo es Gobierno andalucista, claro está- eligió, como era de esperar, la opción más sencilla.

En aquellos tiempos primaba por encima de todo apoyar la construcción a mansalva para mantener llenar las arcas de la Gerencia Municipal de Urbanismo, verdadero sostén de las finanzas municipales. Hasta Esisa tenía superávit anual de dos o tres millones de euros.

Y la opción más sencilla era apantallar toda la Ronda del Estero y así comenzaron las promociones de Aifos en la promocionada como Cala del Sol, a no sé cuántos metros de la playa de Camposoto pero que se podía ir en un paseíto y con un puerto deportivo capaz de echarle la pata a Puerto Banús.

El Ayuntamiento incluso tuvo que prohibir la publicidad por engañosa y la llegada de la crisis de los banqueros estadounidenses -en el caso de los banqueros tengan nacionalidad- de la que se cumplen ahora diez años, comenzó a hacer de las suyas cuando ya estaba previsto el apantallamiento de gran parte de la Ronda.

Pronto comenzaron a verse los cadáveres a todo lo largo y ancho de la ciudad. En la zona norte, donde la empresa Arenal 2000 iba a construir siete torres y sólo construyó tes y la empresa mixta Esisa Unicaja ni siquiera pudo comenzar la construcción de las nueve torres en los terrenos de la antigua Fábrica San Carlos ante el parón de la economía.

Y porque hasta 2015 no se aprobó la modificación del PGOU que convertía en suelo residencial los antiguos terrenos industriales, catorce años después de comenzar el proceso.

Otro proyecto emblemático por lo que significaba la aparente revalorización de la zona de Gallineras, donde la Junta de Andalucía anuncia cíclicamente proyectos para revalorizar el puerto -muelle para los isleños- era la promoción de Procohusol Mirador del Puerto, hoy paradigma del chocazo del ladrillo y también de la ruina de los señores de la construcción. Grandes y pequeños.

El resultado

El resultado de todo lo proyectado está a la vista de todos. La crisis evitó el apantallamiento y ahora se ven los bocados del proyecto en aquellos terrenos donde no se han levantado promociones.

Los manchones sirven al menos para dar de comer a algún equipo y alguna que otra promoción ha sido capaz de salir al flote en estos tiempos de vacas flacas que para unos van pasando y otros los llevan pegados al cuerpo.

Esisa, la que desde su creación construyó viviendas de alquiler, sociales y de renta libre, actuando como instrumento de la Administración y como inmobiliaria a partes iguales, se ha quedado en una mera casera que cobra el alquiler a los vecinos.

Otros que hace una decena de años fueron la envidia de la sociedad menos triunfadora, se han reconvertido o han desaparecido, en algunos casos después de pesar por los juzgados en el mejor de los casos.

Los vecinos de Buen Pastor, a los que les iban a cambiar las vidas cambiándoles un pisito por su casa de planta baja y de equis metros cuadrados viven tan ricamente donde han vivido toda la vida y en muchos casos son la envidia de los que viven en los pisos de 90 metros cuadrados, a una calle del postigo de sus casas.

Los callejones siguen como estaban en 2003 y gracias a Dios no ha ocurrido nada y en la zona no se ha convertido en un poblado de pescadores. Sin embargo sí han visto cómo en los últimos tiempos han desaparecido algunos problemas de inundaciones que se daban antes.

A la espera

Pero hablábamos de la Edusi, de esa nueva oportunidad que en el medio plazo -a ver, que el Gobierno local ya sabe que los ladrillos administrativos andan dislocados- va a servir para cambiar el modelo de ciudad, que no se cansan de repetir los gobernantes socialistas.

Es pronto para imaginar siquiera qué ocurrirá y no queda otra que confiar en los políticos, que hay gente para todo. Habrá que ver cómo se soluciona el problema eterno de la Aguada de San Juan, El Parque de la Historia, la Magdalena, Gallineras...

Por ahora hay que conformarse con las infografías. Y a todo esto viendo la de la Magdalena, ¿de dónde va a sacar Conrado Rodríguez tantos camareros para tanto establecimiento?  ¿Y si los encontrara, de dónde va a sacar tantos consumidores para que no cierren tres meses después de inaugurarlos bares y equipamientos varios? Por que el desempleo se lo traga casi todo el sector servicios y no se puede soplar y sorber al mismo tiempo.

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