El viernes despertó con la triste noticia del cierre de la Escuela San José. Un centro que ha sido el hogar de muchas generaciones, años en los cuales los docentes han tratado de convertir ese antiguo hospital, en un lugar donde reine el respeto, la solidaridad, la inclusión, el esfuerzo. Y lo han conseguido, con creces.
Siempre intentando mejorar para ofrecernos a nosotros, los alumnos, la mejor versión de sí mismos. Las lecciones de Matemáticas, Lengua, Economía o Historia, son más que eso.
En estas, hemos podido descubrir la grandeza de sus corazones, que día a día nos sacan una sonrisa e invitan al alumnado a superarse, a llegar lejos.
Les agradecemos inmensamente su apoyo fundamental, ser un hombro sobre el que reír y también, en el que llorar. Ser un faro enmedio del mar de las dudas de la inexperiencia, de la juventud, que han que nos mantengamos a salvo sin caer al abismo. Y aunque cayéramos, nos salvarían porque son así, increíbles.
Si hoy hemos llegado hasta aquí, es gracias a todos los profesores que hacen que la Escuela San José, sea un hogar al que regresar y reencontrarte contigo mismo a través de los recuerdos. Aunque esto, ya no volverá a repetirse.
De pensar que el próximo curso no volverá a abrir las puertas de sus aulas, aquellas paredes con tanta historia, parte el alma de alumnos, padres y de una ciudad, San Fernando, que asiste al cierre de una institución educativa que siempre, ha estado con sus vecinos.
Para finalizar, GRACIAS a vosotros, los profesores, porque hacéis que cada día aprender sea la razón de ser de trescientos alumnos y un lujo del que podemos disfrutar.
