Las últimas detenciones llevadas a cabo por agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) han elevado a veintiuno el número de arrestados en el marco de la ‘Operación Astrea’ desarrollada el pasado 14 de febrero en Sanlúcar y que tuvo como objetivo la desarticulación de un punto de venta de droga en la Huerta de San Cayetano.
En esta primera fase de la operación, en la que participaron casi un centenar de agentes pertenecientes al recién creado grupo de Udyco Bahía, junto a GOES de Sevilla y UPR de Cádiz, El Puerto y Jerez, se detuvo a doce personas, entre ellas, la considerada como cabecilla del clan Dolores R. S., alias La Pinilla, y dos de sus hijos.
En los últimos días, la Policía ha llevado a cabo nuevas detenciones en la zona conocida como Cruz de Mayo. Según ha podido confirmar este periódico, entre los últimos detenidos se encuentran una hija y un hijo de La Pinilla.
El juez ha decretado el ingreso en prisión de siete de los ocho detenidos este lunes, dejando en libertad a una mujer que, en su declaración ante el juzgado número 2 de Sanlúcar, encargado del caso, habría implicado a su hija, por lo que ésta ha sido también detenida y está a la espera de pasar a disposición judicial.
VENDEDORES Y GUARDAS
Junto a las detenciones de los hijos de La Pinilla, a los que la Policía vincula directamente con la organización del negocio de venta de droga, han sido detenidas otras personas vinculadas a la venta de la droga así como vecinos de La Pinilla, a quienes esta le encomendaba la guarda y custodia tanto de la droga como del dinero procedente de su venta a cambio de un sueldo semanal.
Hay que recordar que la actuación contra el ‘clan de La Pinilla’, sobre la que pesan más de una docena de detenciones por tráfico de drogas, se saldó en un primer momento con la detención e ingreso en prisión de doce personas. Fruto de los registros domiciliarios llevados a cabo en viviendas de las barriadas de zona de la Atalaya, Huerta de San Cayetano, Pago Majadilla y Huerto Familiar, los agentes se han incautado de dos kilos de cocaína, un kilogramo y medio de heroína, diversas sustancias de corte, unos 60.000 euros en metálico, molinillos, prensas, balanzas, y útiles diversos para la preparación de la droga.
Para acceder a las viviendas la Policía tuvo que emplearse a fondo, dado el alto grado de protección y vigilancia con el que contaban las casas donde se encontraba la droga, que se encontraban ‘blindadas’ con rejas y puertas dotadas de fuertes medidas de seguridad, cámaras de vigilancia y otros elementos, como la colocación de un todo terreno con las ruedas pinchadas en la puerta de la casa de la matriarca del clan, para dificultar el acceso de la Policía y ganar tiempo para dehacerse de los estupefacientes.