El nuevo proyecto presupuestario de la Junta de Andalucía para 2025, que se eleva a 48.836 millones de euros, un 4,4 por ciento más respecto a las cuentas de este año, contempla casi 100.000 euros para continuar con el proyecto de candidatura al Patrimonio Mundial del conjunto arqueológico de Itálica, enclavado en Santiponce (Sevilla) y donde descansan las ruinas de la antigua ciudad romana cuna del emperador Trajano y patria de la familia de Adriano.
En concreto, el anexo de inversiones de las nuevas cuentas de la Junta, consultado por Europa Press, contempla la cuantía de 93.261 euros para el concepto "Itálica, ciudad adrianea", título de la citada propuesta de candidatura.
Fue el 1 junio de 2017, hace ya más de siete años, cuando la asociación ciudadana Civisur formalizaba el lanzamiento oficial de la candidatura, bautizada como 'Itálica, una ciudad adrianea', para esgrimir cómo el enclave refleja la arquitectura y el urbanismo promovidos durante la etapa del emperador Adriano (117-138), cuya familia tuvo origen en dicha ciudad.
Adriano, además, concedió el rango de colonia a la ciudad y promovió la ampliación urbanística que constituye el actual recinto arqueológico visitable.
Ya en 2018, el Consejo de Patrimonio Histórico de España acordaba incluir a Itálica en su lista indicativa de monumentos susceptibles de ser elevados a la Unesco, para que opten a la declaración de Patrimonio de la Humanidad. En 2019, la propuesta fue inscrita además en la lista indicativa del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco y en 2022 fue entregado a la Dirección General de Bellas Artes el expediente de defensa de la candidatura o formulario de inscripción.
EL INFORME EXTERNO DESFAVORABLE
Tras la entrega de dicho documento, correspondía que un experto externo al Ministerio de Cultura evaluase el mismo; toda vez que debe ser el Consejo de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura el organismo que adopte la decisión sobre si elevar o no la candidatura de Itálica al Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco.
El citado informe externo reconoce que el proyecto de candidatura está "muy bien argumentado en protección y conservación" y que la autenticidad o integridad del yacimiento está "muy bien argumentada y sobradamente justificada", pues "es un sitio afortunado y protegido desde muy pronto, antes de la agresividad constructiva del siglo XX"; lo que "ha permitido una buena conservación de valores en general, asumiendo inevitablemente los destrozos vinculados a la cercanía al enclave urbano actual de Santiponce".
Pero este experto no recomienda la presentación de la candidatura ante la Unesco "por la estrategia global y por el enfoque arqueológico de la justificación, contrario a los principios básicos de esta ciencia donde el contexto resulta clave más allá de unos años cronológicos específicos"; pues "muchos de los sitios romanos declarados Patrimonio Mundial también contemplan este período (el de Adriano) en sus candidaturas, aunque no sea el único que los justifica".
"Un sitio arqueológico hoy día debería justificarse en la interpretación de la materialidad hasta hoy", avisa este informe, explicando que "es probable que un expediente de este calibre se justificara en el momento que se presentó a la lista indicativa (en 2018), pero la deriva de la historia de las declaraciones (de Patrimonio Mundial) y la gran cantidad de sitios arqueológicos de índole romana dificultan hacer viable esta apuesta".
EN MANOS DE LA JUNTA
A comienzos de este año, recordémoslo, Civisur traspasaba el proyecto de candidatura a la Junta de Andalucía como propietaria del enclave y responsable de la gestión del mismo, ante lo cual la Consejería Cultura anunciaba que un equipo propio de expertos en Patrimonio Mundial redactaría un nuevo formulario de la candidatura, adaptándolo a la exigencias actuales de la Unesco, antes de que se presente de nuevo al Ministerio de Cultura y Deporte para su valoración y elevación la Consejo de Patrimonio Histórico.
Y hace ahora poco más de un año, por cierto, la Consejería de Cultura y el arqueólogo Alejandro Jiménez Hernández anunciaban que conforme al resultado de once perfiles con georradar y otros cinco con tomografía de resistividad eléctrica, había sido localizado el circo de esta antigua ciudad romana en el subsuelo del entorno de Santiponce ubicado entre el teatro, instalado en la ladera del Cerro de San Antonio; y la zona que actualmente ocupa el popular Ventorrillo Canario y sus inmuebles adyacentes.
El arqueólogo Alejandro Jiménez Hernández remarcaba entonces que los resultados del mencionado estudio geofísico arrojaban que el circo de la antigua Itálica se habría extendido en una superficie de más de ocho hectáreas, con una longitud máxima de 532 metros, una anchura de entre 140 y 155 metros y capacidad para unos 80.000 espectadores; tratándose "con diferencia del mayor circo de toda la Península Ibérica y uno de los mayores del Imperio, sólo un escalón por debajo del Circo Máximo de Roma".
EL FIASCO DEL CIRCO
Pero las perforaciones mecánicas acometidas en tal zona de Santiponce a la búsqueda de vestigios tangibles de la construcción aludida por el arqueólogo Alejandro Jiménez Hernández se saldaron con un informe que descarta que las "anomalías geofísicas" atribuidas a vestigios arquitectónicos de lo que habría sido el circo de Itálica "respondan a una estructura estratigráfica y una evolución paleogeográfica compatibles con la presencia de los restos" de tal edificación.
Según el informe emitido el pasado mes de marzo y que firman Francisco Borja Barrera, de la Universidad de Huelva; y César Borja Barrera, de la Universidad de Sevilla; estos sondeos mecánicos para "confirmar o descartar la presencia de restos constructivos de época romana compatibles" con un circo no habían arrojado la localización de "cimientos de la colosal construcción", sino "depósitos aluviales, coluviales y formaciones superficiales antrópicas propios de un ámbito de borde de la llanura aluvial poncina".
"Las unidades estratigráficas analizadas no muestran el más mínimo síntoma de haberse visto afectadas por una eventual remoción de terrenos o por algún proceso de terraplenado derivado del replanteo y el encaje de un edificio de la envergadura de un circo romano", zanjaban los encargados de estas excavaciones.